Teniendo en cuenta la total futilidad que implica indicar una y otra vez los estragos que la pirotecnia genera ( lesiones en la vista o la audición, quemaduras de gravedad, crisis de llanto y angustia en niños que sufren de trastorno de espectro autista, terror que experimentan los animales domésticos, muerte de aves por el susto, explosiones en las fábricas de estos artefactos como la ocurrida el día 10 Abril de 2.016 en Paravur que costó la vida a 111 inocentes, entre muchos otros), considero procedente enfocar el análisis desde otro punto de vista como sería, por ejemplo, el esbozar las características de aquellos individuos que recurren a esta forma de exteriorización personal.
Para ello es oportuno hacer hincapié en tres aspectos interesantes. El primero de ellos a tener en cuenta sería el concepto de sesgo cognitivo el cual es descripto por la psicología cognitiva como un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento de lo percibido, lo que lleva a una distorsión o juicio erróneo, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí.
Los sesgos de tipo social son los que refieren a sesgos de atribución y perturban nuestras interacciones con otras personas en nuestra vida diaria, como por ejemplo el de autojustificación, por el cual un individuo comete un error pero en lugar de tener remordimientos se justifica ante sí mismo y los demás mediante la racionalización de sus derivaciones, como por ejemplo minimizar el daño que las explosiones causan en el medio ambiente y en los grupos más vulnerables.
El segundo elemento estaría estipulado por la falta de empatía considerada como un trastorno de la personalidad que provoca un adormecimiento emocional* que daña la visión del otro como un ser sensible pues se pierde la noción de que cohabitamos un planeta del que todos somos parte y el que no le pertenece al ser humano, y en el que todo lo que hacemos tiene un efecto colateral que podría terminar destruyéndonos.
Finalmente, pero no menos importante deberíamos incorporar a este contexto, la noción de alexitimia que designa la incapacidad de hacer corresponder las palabras con las emociones, así como también otras características sintomáticas que se asocian a ella, definidas por la clínica médica. Una de las manifestaciones más importantes es la tendencia a recurrir a la acción para solucionar conflictos, como sería por ejemplo hacer detonar una bomba de estruendo como una descarga de una frustración o un conflicto no resuelto en forma adulta.
Combinando los tres factores mencionados precedentemente estamos frente a un sujeto que sin tener respeto por los demás y por su entorno natural, da rienda suelta a la violencia del ruido ensordecedor, tal vez como un intento de sofocar su propia y angustiante vacuidad. Si a todo esto le sumamos los gobernantes de la pseudo felicidad perpetua cuya incapacidad e ignorancia para ocuparse del bien común ha llevado a esta sociedad a los límites de su propia supervivencia como tal, podemos afirmar sin lugar a dudas que no vivimos en una democracia moderna y humanista en la que la crueldad es considerada inaceptable para una convivencia pacífica y fructífera. Felices Fiestas.
Clara Mariela Fajre
Virgen de la Merced 610
San Miguel de Tucumán