Las fiestas de fin de este año, en especial, deben celebrarse con mucha responsabilidad social; sabiendo que no se pactó una tregua con la pandemia. La necesidad de reunirse para la festividad cristiana tiene que subordinarse a la exigencia sanitaria de la hora. Qué mejor regalo de Navidad para todos que abrazar fuerte a quienes se quiere en Nochebuena, que brindar por el nacimiento de Jesús, que estar al lado de los afectos, de los padres, de los hijos, hermanos y amigos. Todo eso se puede hacer en un marco festivo, en encuentros no multitudinarios y tomando precauciones que, si bien pueden resultar molestas, permitirán que no se multipliquen los contagios. No habrá gesto de amor más grande que sacrificarse por el otro adoptando medidas mínimas de seguridad en cada casa esta noche, y el 31, para que las celebraciones, más allá de las tristezas y las nostalgias que siempre traen, no provoquen nuevos lamentos.

Si bien la vacunación ha avanzado y los porcentajes de ciudadanos con dos dosis ya es grande, aún resta para llegar a esa inmunidad de rebaño que se pregona para poner un freno al virus. Han disminuido las restricciones, se han liberado actividades en función de que hay más gente con una, dos y tres dosis, pero también se ha producido una mayor circulación que está derivando en nuevos casos de Covid-19. La Delta y la Ómicron no ceden, y sólo se podrá contrarrestarlas con muchos cuidados. Ayer se mencionó que a causa del incremento ostensible de contagios, más gente se presentó a los diferentes nodos a hisoparse. De 3.000 casos, 500 dieron positivo de Covid-19; un número para inquietarse y para demandar, con toda razón, que esta noche y hasta el 31 de diciembre, se tomen medidas para que las reuniones sean verdaderas fiestas familiares.

No hay que correr riesgos innecesarios por más que la fecha sea para la tradicional juntada familiar. Las recomendaciones que hacen las autoridades sanitarias no son tan rígidas como para descartarlas. Son simples, y cuanto más se las respete más seguro será el encuentro social. Sólo se pide que las reuniones sean al aire libre o en espacios amplios y ventilados, que las personas que aún no tienen la segunda o la dosis de refuerzo acudan a los nodos para completar los esquemas y que los adultos mayores y las personas que tienen compromiso inmunitario se reúnan sólo con su grupo familiar. No es muy complejo e irrazonable, más si se piensa con sentido comunitario, porque las decisiones equivocadas adoptadas de manera individual pueden comprometer y perjudicar al conjunto.

Si todos y cada uno respeta los consejos, las fiestas serán verdaderas fiestas. Sólo hay que tener en cuenta que las personas que no pueden vacunarse o que decidieron no hacerlo son las más vulnerables en estas fechas, por lo que se recomienda el uso del barbijo y reunirse sólo con su burbuja familiar. También que a la hora de reunirse se contemple si alguien tiene síntomas, evaluar si todos están vacunados y considerar el estado inmunitario de cada uno de los asistentes. Específicamente se apuntó desde el sistema de Salud que los vulnerables -los adultos mayores, no vacunados, con comorbilidades-, deben estar con el barbijo colocado mientras no estén comiendo o bebiendo. Todo se puede hacer, no hay detrás de estas recomendaciones nada imposible, son acciones sencillas, útiles, que impedirán que se propague el coronavirus y que no se afecte la salud de los seres queridos, pero por sobre todo servirá para que la sociedad no se siga enfermando. Sanar entre todos, pensando en el otro. Hay que celebrar y brindar con los afectos, sólo hay que ser precavidos y previsores.