Estados Unidos superó este domingo la barrera de 800.000 muertes por coronavirus desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
En lo que va del año 450.000 personas perdieron la vida a causa del virus, la mayoría de los cuales fueron pacientes no vacunados, un número superior al balance total de muertos en 2020.
A pesar de los avances en la atención a los pacientes transitando esta enfermedad, como los anticuerpos monoclonales y otras opciones de tratamiento, los decesos se incrementaron.
Por esa razón la administración de Joe Biden insta a la población a inmunizarse y así impedir que el virus genere cuadros graves en las personas, principalmente en mayores de edad y aquellos con un sistema inmune deprimido.
En ese sentido, la red estatal de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomendó dar refuerzos a las personas mayores de 50 años, incluso en ausencia de comorbilidades.
Además, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) autorizó la semana pasada que jóvenes de 16 y 17 años puedan recibir la tercera dosis de la vacuna de la farmacéutica Pfizer/BioNTech una vez que hayan transcurrido seis meses de la última inyección recibida.
En ese escenario, la expansión de la nueva variante Ómicron, hallada por primera vez en Sudáfrica hace casi un mes y ya detectada en 10 de los 50 estados estadounidenses, aumenta la preocupación por su alta contagiosidad y propagación.
Sin embargo, la mayoría de los casos de esta nueva cepa derivaron en cuadros leves en aquellas personas vacunadas, según indicaron los CDC hace dos días.