Mucho se habló, y se criticó, sobre las pensiones que cobra la ahora Vicepresidenta de la Nación. Ello es una prueba evidente de la ambición de nuestros políticos, tan distintos a aquel vicepresidente Elpidio González, y al presidente Arturo U. Illia, que rechazaron ese sueldo porque estaban convencidos de que no les correspondía, ya que no se trataba de una remuneración por trabajo alguno que realizaran. Eran conscientes de que los cargos políticos son honoríficos y el Estado no los debe retribuir por el esfuerzo que hacen por la Nación. Y así notamos cómo muchos hombres y mujeres de hoy ansían ocupar cargos, no porque se sientan capaces de representarnos, sino por los sueldos y jubilaciones a que aspiran. Pienso que ocupar una banca, solo para levantar la mano, no merece ningún privilegio, ni los fueros, el privilegio debe recaer en los que luchan diariamente en tareas que sí contribuyen al crecimiento del país, y no con retribuciones monetarias, sino con el respeto y el agradecimiento que les debemos. Hoy observamos, impotentes, cuantos ex presidentes y vice están cobrando esos privilegios de pensiones vitalicias y que no les costó ningún esfuerzo lograrla, más cuando en el país vemos, azorados, la pobreza extrema de tanta gente de nuestra sociedad, que se la trata de enmendar con subsidios vergonzosos, lo que les hacen perder la dignidad a quienes los reciben. Donde quedó aquel orgullo de la Argentina Potencia de otros tiempos, la Argentina que sorprendía al mundo. Mientras sigan existiendo privilegios políticos, no sé si lograremos el cambio que todos añoramos.

Enrique Julio Ortega

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