“La misión en estos tiempos es tener la mente bien abierta para poder encontrar todos los recursos que utilizan los delincuentes para utilizar los fondos que obtienen de los ilícitos que cometen”, señaló el fiscal Diego López Ávila. Él estuvo al frente de la investigación que desarticuló la conocida “La banda de las criptomonedas”, un grupo que compraba bitcoins con el dinero de los botines. Este es el lado oscuro de las conocidas monedas virtuales. Esta sería la primera vez que la justicia ordinaria se encuentra con esta novedad. A nivel nacional tampoco hay muchos antecedentes.
El 24 de diciembre de 2020, al menos siete delincuentes fuertemente armados ingresaron a un edificio de calle Monteagudo al 700 de esta capital, reduciendo violentamente al empleado de seguridad y amenazándolo con armas de fuego. Luego se dirigieron a un departamento que se encontraba sin moradores y de allí sustrajeron una suma de dinero en dólares, euros, joyas y medallas de oro. El caso fue investigado por los hombres de Robos y Hurtos, al mando de los comisarios Miguel Carabajal, René Soria y Jorge Dib. Al conseguir algunos datos, se presentaron ante López Ávila, le transmitieron la novedad y resolvieron profundizar la pesquisa porque sospechaban que el grupo habría estado implicado en otros hechos similares.
Tras 11 meses de investigación, el 26 de noviembre, tras realizar varios allanamientos en simultáneo, se detuvo a tres sospechosos de integrar el grupo. Durante la audiencia que se hizo en contra de los acusados de robo agravado, López Ávila informó que la banda tenía una aceitada logística para cometer estos asaltos. “La banda estaba integrada por varias personas, de las cuales ya hay otras tres detenidas por otra causa, y hasta podría estar vinculada a un robo en el que está siendo investigado Miguel ‘La Gata’ Lizárraga. Eran violentos y tenían recursos para desprenderse rápidamente de los botines”, explicó.
El titular de la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos I detalló que la banda contaba con los servicios de un “joyero” que se encargaba de fundir las joyas de oro y plata que robaban, para evitar ser descubiertos.
“Pero en medio de la investigación surgió otro dato: tenían un financista que los asesoraba en la compra de criptomonedas para invertir el dinero espurio”, añadió. La jueza interviniente les dictó la prisión preventiva por cuatro meses a “Bidón”, “Mubi” y “Mudo”. Otros supuestos integrantes de este grupo están tras las rejas por el robo a una farmacia.
Complicaciones
López Ávila destacó el trabajo realizado por los investigadores de Robos y Hurtos y de la Dirección de Análisis Criminal del Equipo Científico de Investigación Fiscal. “Ellos también tuvieron que enfrentarse con algo que es totalmente nuevo y difícil de encontrar. Imagínese una cosa: si es complicado hacer un seguimiento de los movimientos financieros tradicionales, qué queda para analizar el circuito económico virtual, que es infinito y en el que prácticamente no hay ninguna regulación en este y otros países”, comentó.
“En esta investigación concretamos algo que, al menos en nuestra fiscalía, no se había hecho nunca. Solicitamos un allanamiento virtual para analizar toda la información que almacenaba en su computadora uno de los sospechosos y los movimientos y actividades que desarrollaba en algunos sitios y en las redes sociales. La jueza Isolina Apas Pérez de Nucci entendió la situación y aceptó que se realizaran las medidas. La información en estos momentos está siendo analizada por los peritos”, agregó el fiscal.
En la provincia y a nivel nacional, la justicia había intervenido en varios casos por estafas realizadas con criptomonedas. Recién el 21 de septiembre hubo un fallo en contra de una persona que lavaba activos adquiriendo criptoactivos.
Se trata del inversionista porteño Emmanuel García, que fue condenado a cinco años de prisión y al pago de una multa de más de U$S 3 millones por haber realizado inversiones con el dinero que le entregaban los acusados de la causa conocida como “Bobinas blancas”. Se trató de una banda integrada por mexicanos y argentinos que almacenaban drogas en Mendoza, la trasladaban hacia el puerto de Bahía Blanca y la transportaban, en el interior de las bobinas, a Europa. Cuando fueron detenidos, las fuerzas de seguridad secuestraron más de 1.800 kilos de esa droga.
Cambios
Los abogados reconocen que los delincuentes han cambiado su forma de “trabajar” para evitar ser descubiertos. “Están cambiando permanentemente. O cambian de rubro o buscan alternativas para desapoderarse de los botines que consiguen”, explicó un profesional.
Y aportó un dato: tanto los acusados de la causa bautizada con el nombre de “La industria del escruche” como “La banda de las criptomonedas” tenían a su servicio dos joyeros que se dedicaban a vender las piezas que robaban en otras provincias o a fundirlas para quedarse con el oro que luego vendían.
“La globalización y las nuevas tecnologías se han vuelto un escenario propicio para que el crimen organizado vulnere los sistemas de protección y seguridad que brinda el Estado”, explicó el abogado Patricio Char. “Las monedas virtuales, al no estar reguladas, son un método ideal para que el delincuente rápidamente ‘invierta’ su botín en el mundo no tangible, y de ese modo, asegura al menos que el negocio del crimen le sea rentable. No comparto que existan lagunas legales, son delitos, lo que cambia son el medio para cometerlo y lo que falta son herramientas sofisticadas para combatirlos”, añadió en una entrevista con LA GACETA.
“El problema que tenemos es que las criptomonedas todavía no están reguladas de manera comprensiva en el ámbito internacional. La mayoría de los Estados no tiene ningún tipo de regulación, básicamente porque no son emitidas por ningún organismo oficial”, explicó el licenciado Mariano Javier López Ferucci en una entrevista publicada en la página del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata. “A diferencia de las monedas tradicionales, como el peso, que es regulado por las autoridades nacionales, las criptomonedas no tienen ningún tipo de control, y en muchos casos, como el mismo nombre lo implica, están atadas a vaivenes de transacciones informáticas”, añadió.
“Para que haya lavado de activos tiene que haber un delito precedente, y el uso de criptomonedas en sí mismo no implica un delito precedente. No obstante, las criptomonedas son un mecanismo fácil y eficiente para lograr ingresar en el sistema dinero generado de forma ilícita. La falta de control general, en tal sentido, resulta esencial para ello”, concluyó.
Qué son las criptomonedas
Son monedas virtuales que se basan en cadenas de bloques para controlar la creación de unidades y verificar la transferencia de activos.
Una vez que se cambian los dólares o euros por criptoactivos, se generan claves que otorgan la propiedad de las criptomonedas.
Estas claves se almacenan en un monedero digital, conocido como “wallet”, un software que permite guardar, enviar y recibir activos
Tienen un mercado activo y se cotizan en plataformas conocidas como “exchanges”. Permiten, según la oferta y la demanda, darles un valor económico
Autos, inmuebles, joyas y hasta commodities como granos de soja y maíz son algunos de los bienes que pueden intercambiarse con criptomonedas.
Sin control; la única regulación que hay en el país es para pagar impuestos
A nivel mundial internacional las criptomonedas todavía no están reguladas de forma taxativa. Según los especialistas hay un intento desde ciertos organismos, especialmente los vinculados a la lucha contra el lavado de activos, por saber quién compra y cuáles son las condiciones del mercado internacional para la venta y la regulación del sistema de criptomonedas. Semanas atrás el presidente Alberto Fernández firmó un decreto, acompañado por el jefe de Gabinete Juan Manzur y el ministro de Economía Martín Guzmán, en el que se dispuso que todas las operaciones deben pagar el impuesto al cheque.
Además, Tucumán fue una de las primeras provincias en decidir que todas las operaciones con monedas digitales deben tributar ingresos brutos. Córdoba también les puso una carga tributaria a las operaciones que se realizan con monedas virtuales. Se especula que otras harían exactamente lo mismo.
Hasta en la TV: “Dinero en gestación”, una serie de EEUU que aborda el tema con otra mirada
La temática del mundo del delito y de las criptomonedas fue llevada a la pantalla en una serie que puede verse en Netflix y en Prime Video. Con el título “Dinero en gestación” (el original es “Starup”) cuenta la historia de tres jóvenes: la programadora Izzy Morales (Otmara Marrero) que crea su propia criptomoneda, un joven bancario idealista Alex Bell (Aaron Yoo) que financia el proyecto y Ronald Dacey (Edi Gathegi) el segundo líder de una pandilla haitiana que se dedica a la venta de drogas que invierte todo el dinero de la organización en el negocio. En la trama aparece Phil Rask (Martin Freeman) un corrupto investigador de lavado de activos del FBI que busca dar con el trío que comienza a iniciarse en el negocio junto a una colega con la que se relaciona sentimentalmente. La serie, que tiene tres temporadas y 30 capítulos, hace foco en las relaciones de las personas que comienzan a ingresar en el mundo criminal. Fue filmada íntegramente en Miami y fue creada por Ben Ketai.