SEATTLE, Estados Unidos.- La farmacéutica estadounidense Pfizer firmó un acuerdo con una organización auspiciada por Naciones Unidas para otorgar la licencia voluntaria de su píldora experimental contra el coronavirus y permitir así que otros laboratorios la fabriquen.
El acuerdo dice que, mientras la pandemia de coronavirus sea considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una emergencia de salud pública de interés internacional, Pfizer no recibirá ninguna tarifa por licencia, e incluso cuando termine la emergencia, es probable que los países más desfavorecidos no tengan que pagar este cargo. Se trata de una política opuesta a la que la empresa sostiene con su vacuna.
Pfizer, que con la biofarmacéutica alemana BioNTech creó una de las vacunas más utilizadas contra la covid-19, permitirá así que se creen versiones genéricas de un fármaco diseñado para minimizar el efecto de la enfermedad.
Un grupo llamado Medicines Patent Pool decidirá qué empresas serán parte del programa, según Unitaid, una agencia de la ONU creada originalmente para ayudar a encontrar líneas de suministro más económicas de medicamentos contra el vih/sida, la malaria y la tuberculosis para los países pobres.
Las licencias deberían otorgar a los fabricantes de 95 países, que albergan 53% de la población mundial, el derecho a producir el medicamento. Sin embargo, todavía se desconoce cuánto costará la versión genérica o cuál será la diferencia de precio entre la versión distribuida por Pfizer y la genérica.
A principios de noviembre, Pfizer indicó que su antiviral oral Paxlovid tenía una eficacia de 89% para prevenir hospitalización o deceso entre los adultos que presentan un riesgo elevado de desarrollar una forma grave de la enfermedad, según resultados intermedios de ensayos clínico. Debe administrarse en un plazo de 3 a 5 días desde la aparición de los síntomas.
Esto es un cambio de 180 grados respecto a lo que ocurre con su vacuna: Pfizer y otros grupos farmacéuticos son acusados de favorecer los ingresos económicos sobre la emergencia sanitaria al vender el inmunizante a los países ricos y acrecentar la brecha en el acceso frente a los de ingresos medios y bajos.
Además, los grandes laboratorios son, junto a la Unión Europea, Reino Unido y Suiza, los principales detractores de la suspensión temporal de la propiedad intelectual de los inoculantes que se debate sin consenso hace más de un año en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Una de las principales razones de la modificación de la posición de Pfizer es que su principal competidor en el mundo de los medicamentos orales contra la covid-19, el laboratorio Merck, ya firmó un acuerdo similar con MPP para la producción de genéricos de su droga, el molnupiravir.
Merck ya cuenta con autorización para su uso en países como Reino Unido, donde el ente regulador lo calificó como efectivo para reducir el riesgo de hospitalización y muerte en personas con covid-19 leve a moderado que tienen un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
Los tratamientos de Merck y Pfizer, que también tendrían pocos efectos secundarios, prevén 10 dosis durante cinco días.
Si bien al acuerdo incluye a varios países de ingresos bajos y medios-bajos que están muy atrasados en sus campañas de vacunación, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) calificó como “restrictivo” el acuerdo, porque excluye a naciones que tienen una gran capacidad para fabricar genéricos. “Muchos países de ingresos medios altos, como Argentina, Brasil, China, Malasia y Tailandia, donde existe una capacidad de producción genérica establecida, están excluidos del territorio de la licencia”, dijo la asesora de políticas legales de la organización, Yuanqiong Hu. “Esto muestra -añadió-cómo las licencias voluntarias se quedan cortas y no aprovechan toda la capacidad disponible a nivel mundial para una producción y suministro suficientes y sostenibles de instrumentos médicos que le salven las vidas a todos”. (Reuters-Télam)