La tremenda elección local de Juntos por el Cambio y la pésima performance electoral del Frente de Todos -pese a llevarse dos senadores y dos diputados-, plantea un desafío central para el frente opositor de cara a 2023: cómo consolidar el espacio, ampliarlo y evitar grietas internas para acceder a la gobernación en un par de años. Si hay algo que este resultado dejó en claro es que si se ponen de acuerdo algunos adversarios opositores pueden desplazar del poder al PJ. Lo dicen los números. Sin embargo, las cifras indican que el intendente radical Roberto Sánchez sacó unos pocos miles de votos más que su par peronista capitalino Germán Alfaro, aspecto que se pondrá en valor para justificar la pelea entre ellos por la candidatura a gobernador.
Esa carrera no empezó anoche, sino antes de las primarias abiertas. Puede terminar en una interna para dirimir esa lucha en la coalición o en una fórmula electoral consensuada. O en la ruptura. Dependerá de las ambiciones y de los intereses personales, y sectoriales. Anoche, en ambas trincheras coincidían en que están a tiro de arrebatarle el Gobierno al PJ.
El éxito, si no se equivocan, parece estar más cerca que nunca desde ayer, si es que manifiestan real vocación de poder y si pueden resolver sus diferencias sin crisis. Todo un reto.
En ese proceso, Sánchez jugará desde la Cámara de Diputados, ya que aseguró que asumirá el 10 de diciembre dejando en Concepción a Alejandro Molinuevo para que le cuide sus espaldas. Ahora bien, ¿quién defenderá su postulación a gobernador en la provincia? No puede ser otro que Mariano Campero, quien se acercó a Ricardo Bussi alentando un frente opositor más amplio, que finalmente se frustró. Y FR sumó 10 puntos en los comicios de la víspera.
Esta situación lleva a preguntar si Alfaro también peleará por su aspiración de llegar a la Casa de Gobierno desde la Cámara Alta, o si finalmente renunciará a la banca para defender su gestión y su aspiración provincial desde la ciudad. Razones le sobran, necesita justificaciones para que la candidatura testimonial no le juegue demasiado en contra, menos ahora, cuando la elección fue inmejorable para Juntos por el Cambio.
Además, esa tremenda estructura político-institucional-territorial como lo es el municipio de San Miguel de Tucumán es un sostén para la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta para 2023. Alfaro ya acordó su sociedad con el jefe de Gobierno de la CABA, por lo que es impensado que se aleje de la botonera municipal para no trabajar desde aquí por Rodríguez Larreta.
Por otro lado, la integración del Concejo Deliberante capitalino le es adversa; es imposible pensar que vayan a elegir un sustituto del PJS para que lo suceda en caso de que se instale en la Cámara Alta.
Justamente, el artículo 40 de la ley Orgánica de Municipalidades (5.529) establece que, en el caso de renuncia del intendente de la Capital, el Concejo Deliberante elegirá en un plazo de 10 días un nuevo jefe municipal. El designado completará el período del reemplazado, o sea durante dos años.
Y en ese tiempo se puede desarmar al alfarismo en la Capital. Demasiado como para abandonar seis años de trabajo político y de gestión en manos del Gobierno provincial. Ni sus socios radicales, aún los más enemistados con él en las PASO se lo permitirían. Es el bastión más importante de JxC como para cederlo tan fácilmente.
Casualmente, Alfaro tendrá hoy un gran justificativo para dimitir a la banca senatorial. Es que a las 11 sesionará el Concejo capitalino para ratificar la mesa de conducción del cuerpo: Fernando Juri (presidente), Sara Assán y Eduardo Verón Guerra. Es la señal que necesita para decir por qué se queda: para no dejar el municipio en manos del PJ.
Beatriz Ávila, entonces, llegaría al Senado. Ello sucede por una cuestión legal contemplada en el Código Electoral Nacional (CNE) y en la ley 27.412, de paridad de géneros. El artículo 156 del CNE indica que si renuncia el primer senador surgido por la minoría será “sustituido el suplente por su orden”. Que no es otro candidato del mismo género, como podría suponerse. Esto quedó claro con la 27.412 que en su artículo 157 establece: el/la segundo/a titular de la lista (por la minoría) será el/a primer/a suplente del senador que por ella resultó elegido/a.