Las situaciones de irregular comportamiento climático, con inundaciones y sequías temporales, que seguimos viviendo desde hace tiempo en la mayoría de las zonas productoras de granos del país -de las cuales Tucumán y el NOA no están exentas-, preocupan al sector productivo, pero, a la vez ocupan a los investigadores: de manera permanente, estos trabajan buscando las soluciones y herramientas que permitan al productor enfrentar de mejor manera estas situaciones.
Desde hace un tiempo, el hombre de campo viene sufriendo muchos inconvenientes vinculados al exceso o al defecto de agua. A estos se suman los graves inconvenientes financieros y económicos, que originaron estos problemas climáticos en la región NOA. Además de estos últimos, la rentabilidad está cada vez más afectada por las retenciones, que todavía existen y que todos esperan que algún día el Gobierno nacional pueda seguir disminuyéndolas y hasta eliminarlas.
Como dijimos anteriormente, el clima en el mundo y en la región están sufriendo un proceso de cambio al comportamiento que tenía desde el 2011 hacia atrás. A raíz de ello, todavía se habla que las condiciones de lluvias al futuro podrían seguir siendo erráticas, variables, y que se dispersarán por toda la región. Estos aspectos, que realmente preocupan, deben ser tenidos en cuenta.
Las armas
Todo productor debería tener la posibilidad de conseguir y de contar con las herramientas técnicas para afrontar un clima posiblemente adverso. Y sobre esto, los técnicos y las instituciones deben seguir trabajando.
Diferentes estudios realizados en diversas partes del mundo indican que la disponibilidad del recurso agua se agravará en los próximos años. Y desde esta sección venimos afirmando que los productores deben tener consciencia de los efectos de la seca y que la actitud a la hora de tomar la decisión de siembra debe ser defensiva.
Actualmente la disponibilidad de tierras y de agua es cada vez más escasa. A esto se suma que el agua dulce debe servir para el consumo humano como primera medida, y después para riego, para uso industrial y para bebida para ganado.
Por todo ello, una gestión óptima de un recurso tan escaso y valioso como el agua resulta fundamental para la supervivencia humana; un recurso que la tecnología aplicada al campo y la biotecnología puede ayudar a preservar.
La biotecnología es actualmente un nuevo pilar sobre el cual se asienta el sistema productivo mundial. Las investigaciones en torno de esta lograron poner al alcance del productor eventos biotecnológicos para mejorar con creces la productividad por unidad de superficie.
Durante esta semana que pasó, el Gobierno de Brasil dio un fuerte espaldarazo al uso de la biotecnología al aprobar las importaciones de harina de la Argentina elaborada con trigo modificado genéticamente para resistir tanto la sequía como el herbicida glufosinato de amonio. De esa manera, se convirtió en el primer mercado del mundo en otorgar dicha aprobación.
Desarrollo nacional
El trigo HB4 es un desarrollo 100% argentino, producto de la colaboración público-privada de más de 18 años entre Bioceres y el grupo de investigación del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (Conicert-Universidad Nacional del Litoral).
Las variedades de trigo HB4 tienen incorporado un gen del girasol que incrementa la tolerancia a condiciones de sequía, lo que reduce las pérdidas de rendimiento frente al déficit hídrico.
Con la aprobación realizada por las autoridades brasileñas se confirma lo realizado por el Gobierno de la Argentina, al aprobar el uso de este evento biotecnológico de que el trigo HB4 es seguro tanto para el ambiente como para la salud humana y animal.
Debido a ello, durante esta campaña se utilizó este trigo en muchos campos argentinos, con muy buenos resultados agronómicos. Esta decisión de un gran importador de trigo argentino, como lo es Brasil, ayudará a que este evento sea usado por más productores, lo que beneficiará su producción triguera.
El uso de la biotecnología en la producción de alimentos no es algo nuevo, y muestra a las claras los beneficios que genera al productor y al sistema productivo mundial. El solo aumento por unidad de superficie en los rendimientos permite que se haga un uso más eficiente de un recurso tan escaso como la tierra y, a la vez, que se brinden herramientas que permitan producir mejor en situación climáticas adversas.