Para mi como emprendedor, es sumamente importante la gasolina con la que nos levantamos día a día para continuar tomando decisiones en las empresas y brindando valor a los clientes.
Esto es lo que llamamos el propósito, el para qué, y aunque muchas veces es difícil definirlo y encontrarlo, hoy te traigo este framework que permite direccionar mejor tu interior para conocer la razón de ser.
En Japón trabajo y pasión suelen encontrarse... El Ikigai y la vida laboral suelen ser lo mismo. En cambio, en Occidente es una historia tristemente común que, tras una vida de duro trabajo, las personas no encuentren motivaciones a ser más productivos con respeto a su trabajo.
En el Ikigai confluyen varios conceptos. La idea es darles respuesta a estas cuestiones: lo que uno ama, para lo que uno es bueno, lo que necesita y por lo que le pueden pagar. En el centro de todo surge el Ikigai, el framework que lo define todo.
Esta metodología se ajusta a lo que necesitaba como definición. Me dio claridad para definir mi propósito y trabajar en él buscando mi plenitud personal y profesional. Comprendí la razón por la que la mayoría de las veces me sentía sin pasión, sin energía o combustible. Siempre arrancaba proyectos con mucho entusiasmo, pero en algún momento comenzaba a apagarse esa llama.
Haber definido mi Ikigai y trabajar todos los días en esa dirección ha sido una gran ventaja para conectar con lo más profundo de mí y poner toda la pasión en función de los emprendedores. Esa es mi nueva forma de medir el «éxito». Ya no por valuaciones, exits (venta de empresas), facturación, EBITDA, cantidad de empleados, tamaño de empresa, etc., sino por la cantidad y calidad de mi impacto en emprendedores.
Abrazo emprendedor