Sólo los que se dedican a la organización de espectáculos deportivos saben lo que cuesta hacerlos en Tucumán. Nunca fue sencillo, mucho menos en estos días en los que hay que sumar gestiones relacionadas a lo sanitario, ante una pandemia latente. Por eso la concreción de la fecha del Campeonato Mundial de parapente es un grandísimo salto, casi sin comparaciones en los últimos tiempos, porque es armado desde la provincia, por dirigentes locales. Hace semanas que los integrantes de los clubes Loma Bola y Aconquija están en ello. Pese a que apenas faltan pocos días -comienza el próximo domingo-, todavía hay cosas por atender. Algo natural dada la envergadura del acontecimiento.

Organizar un encuentro deportivo es mucho más que convocar a los atletas a llegar a una meta. No es “pan comido” como algunos creen. Nada que ver. Es un complejo entramado de acciones, que implica, primero, el armado de un equipo de trabajo. Luego, el trazado de un objetivo; los trámites de todo tipo para obtener los documentos habilitantes; las gestiones de apoyo institucional y económico; la búsqueda de avales de organismos tales como los de seguridad y sanidad y la ejecución de un programa de actividades previamente definido. Y a todo esto se suman subdivisiones que se determinan según las necesidades y alcances. Pueden ir de puntos como asegurar dónde y cómo dormirán y se alimentarán los deportistas, incluso de qué manera trasladarlos, hasta atender detalles como los trofeos, las actividades extras y la difusión del evento, entre otros rubros.

Queda claro que, al momento de que el público vea a los deportistas en acción, antes la maquinaria organizativa ya habrá hecho su trabajo. Y lo seguirá haciendo mientras dure la competencia.

Todos estos aspectos dan cuenta de lo valioso del trabajo dirigencial. Y mucho más lo es cuando la tarea se hace desde cero. No es lo mismo cuando el espectáculo viene armado desde afuera y se monta con apoyatura local. No es que esto sea más sencillo, simplemente es que hay otra red de contención ante las eventualidades que surjan.

Lo grandioso de todo esto es que sigue habiendo gente que se anima a más, que quiebra una rutina y se sale de la zona de confort. Perseguir un fin sociocultural es, en definitiva, un factor de alto valor de parte de quienes organizan. Y se trata de algo que, necesariamente, todos debemos acompañar.