No hay globos ni torta, pero es una fiesta. Una niña le pregunta a su padre “¿cuándo llegarán los aviones?”, mientras una abuela reta a sus nietos y les pide que no se separen porque el predio es grande. Aunque muchos de los niños no entiendan bien qué está pasando, el Aeroclub Tucumán se ha llenado de familias y también de curiosos que no quieren perderse lo que será -en palabras del presidente de la institución, Daniel Franchello- un acontecimiento único.

Tal fue el furor que desde las 13.30 (dos horas antes del arribo anunciado) empezaron a acercarse al lugar cientos de personas: con sillas de playa, con mates y algún postre, incluso llegaron nenes que fueron retirados de sus escuelas por sus padres. “No podía perderse esto”, explicó una madre a LA GACETA.

Pasadas las 15.30 todos se callaron. Se escuchaba a lo lejos un ruido extraño, pero no se veía nada. Hasta que llegó “la señal”. En el preciso instante en que una bandada de pájaros salió de los árboles y se fue volando, empezaron a verse unos puntitos negros, como pequeños bichos, que se acercaban más, y más, y más... En pocos minutos, ya habían aterrizado en pista 14 helicópteros militares.

Mucha emoción

El ruido de las hélices casi tapa los gritos de alegría de los más chicos. Y es que fue espectacular. “Es algo que uno nunca lo ha visto en persona, únicamente en las películas; ahora lo vivo en la realidad. Se siente mucha emoción y una alegría tan grande de ver tanta gente que se interesa por esto”, remarca Héctor Martinetti, que llegó a las dependencias del club con su hijo, su nieto y un par de binoculares en las manos. “Para tratar de verlos mejor”, aclara.

RECUERDOS. Muchos se fotografiaron durante la tarde.

“Es un acontecimiento que no es habitual y no sé cuándo se volverá a repetir. Es algo distinto, diferente -afirma Franchello-; habitualmente, los pilotos usarían una pista como la del Aeropuerto para bajar, pero eligieron este lugar para aterrizar y compartir con la gente”.

El gran responsable de la movida, por supuesto, tenía que ser un comprovinciano. “Cuando planificamos el regreso decidimos hacer una escala aquí. Y se me ocurrió venir al Aeroclub. Es una emoción muy grande la de poder llegar con todos los helicópteros a mi provincia”, admite el coronel Juan José Carreras, oficial logístico del Ejército.

Los helicópteros que llegaron son modelo Bell UH-1H Huey 2 y pertenecen al Ejército Argentino. “En este momento estamos ejecutando la fase cuatro de un ejercicio que se hizo en las zonas de la Puna y de Orán, Salta y Jujuy. Son prácticas militares que se realizan para adiestrarse en distintos tipos de operaciones, y de momento, estamos retornando de ellas. Elegimos Tucumán para reabastecer, hacer un alto de marcha y poder continuar nuestro repliegue, a partir de mañana (partirán hoy a las 7) hacia Córdoba y luego a Campo de Mayo”, explica el general de brigada Alexis Iván Dubowik, comandante de Aviación del Ejército Argentino.

Crear sueños

Carreras dejó la provincia hace casi 40 años. Lo delata su “ahora natural” acento porteño, pero Tucumán sigue en su corazón y lo demuestran sus ojos al charlar. “Regalarles una sonrisa a los chicos es algo impagable”, asegura emocionado.

EN TIERRA. Miembros del Ejército recién llegados a Tucumán.

Dubowik coincide. “Uno ve la alegría, fundamentalmente de los chicos, de las madres o los padres que los traen para ver estas aeronaves extraordinarias... Es, en definitiva, crear sueños. Yo soy aviador porque un día vi algo así que me despertó esa vocación. Muchos de los chicos que hoy están acá, quizá no se lo van a olvidar en su vida”, dice.

Y, al parecer, será así. Guillermo Moyano vive frente del predio y fue con sus hijos. “Es un sentimiento muy grande. Desde chico tengo pasión por la aviación, lo viví entonces y ahora mi hijo lo revive -remarca-; todos están super entusiasmados, ya quieren entrar al Ejército, ya quieren formar parte”

Valeria López también acudió con su hijo. Ella había leído sobre la actividad pero no se había acordado hasta que vio los helicópteros llegando. “Eran como avispas. Mi hijo estaba durmiendo, creo que lo han despertado los aviones -ríe-; y él me traía desde casa. Le encantan los aviones”.