Invitarlos, persuadirlos, convencerlos. Una misión del Gobierno: explicarles a esos 110.000 tucumanos que aún no se vacunaron con la segunda dosis que cumplir con esa tarea, hoy por hoy, si bien es un acto de voluntad individual, implica un gesto de tremenda responsabilidad social y de conciencia sanitaria. Un acto por el prójimo y por una sociedad más sana. Se trata de un acto de convivencia ciudadana en aras del bienestar general, donde no vale un Estado compulsivo o autoritario que imponga decisiones sin respetar las libertades individuales, sino un Estado que lleve tranquilidad a esa población que todavía duda de las bondades de las vacunas, sea cual sea su origen, precisando que es una forma efectiva de atenuar los efectos del coronavirus. Ese número, que representa casi un 8% de la población de Tucumán, surgió desde el propio Gobierno, cuyas autoridades deslizaron su preocupación no sólo porque la inmunización disminuye los riesgos de contagios y complicaciones mayores en la salud si se contrae la covid-19, sino también porque muchas de estas segundas dosis vencen a fin de mes. Se vuelve casi imperioso que estas personas acudan a cualquiera de los nodos a completar la dosis, no solo por su propio bienestar sino por el de la sociedad en su conjunto. Cuanta mayor sea la cantidad de la población inoculada tanto menor el riesgo de evolución de los casos. El Ministerio de Salud reconoció que muchas personas no lo hicieron por complicaciones de horario, por cuestiones laborales o por la imposibilidad de conseguir un turno, pero apuntan que ahora no es necesario acudir a los vacunatorios con turnos sino que se puede recibir la dosis sólo con presentar una identificación. Si bien es importante la palabra de los funcionarios, también lo es desplegar una buena y masiva campaña de concientización, que alcance toda las plataformas posibles de comunicación pública, medios impresos, televisión, radios y las redes sociales para mayor alcance informativo con el propósito de, como se dijo al principio, explicar y persuadir sobre las ventajas de un acto de cuidado propio, pero con una repercusión sanitaria global. Si no lo hace le será sumamente difícil llegar al 50% del total de la población vacunada con las dos dosis para las próximas semanas, como es la intención. “Todos los tucumanos debemos tener el esquema completo. Estamos bajando la edad y continuaremos en tanto vayan llegando vacunas a la provincia autorizadas para los grupos más chicos”, dijo la ministra de Salud, Rossana Chahla. Instar a estas decenas de miles de ciudadanos a que lo hagan no es suficiente sin que se les explique adecuadamente cuáles son las ventajas personales y de conjunto para que den ese segundo paso vital. Sin embargo, aunque pueda resultar dificultoso, el propio Estado debería salir en busca de esas personas a las que, seguramente, ya tiene registradas en las planillas de vacunación. Por un bien social mayúsculo bien vale la pena agotar los recursos. Y hasta sería loable que, en este tiempo electoral, los propios candidatos a senadores y a diputados distraigan 10 segundos de sus mensajes para llamar a la conciencia social, porque vacunarse, en este tiempo de pandemia también puede ser reconocido como un acto cívico. “Los estamos esperando, ya se ha demostrado después de prácticamente 10 meses de vacunación que son seguras y eficaces. Estamos en un momento epidemiológico bastante favorable gracias a la inmunización, así que el mensaje que queremos llevarles es que se vacunen. Estamos para evacuar todas sus dudas y brindarles la confianza suficiente”, manifestó el director de Gestión Sanitaria, Miguel Ferre Contreras, dirigiéndose a esas personas que aún no se han vacunado.