Esta jugada del gobierno nacional en crisis con el gobierno de Tucumán en su encrucijada parece la de dos contendientes en un tablero de ajedrez con los trebejos con roles cambiados: el rey es un caballo: el caballo un alfil; los peones, torres y la dama rey y reina a la vez. Que desde el gobierno nacional se convoque al gobernador de nuestra provincia a integrar el gabinete nacional (faltándole algo más de la mitad del mandato) para la jefatura del cuerpo de ministros es una intromisión. Se da aquí lo que repito muchas veces: “La federalización del unitarismo”. Y desde el punto de vista provincial Manzur traiciona a sus votantes que lo eligieron para gobernar la Provincia. Y traicionará Jaldo a ese mismo conjunto de votantes que lo eligió como vicegobernador para que ejerza ese cargo por cuatro años, si decide aceptar alguno de los tentadores puestos que le ofrece el poder político nacional con la no disimulada pretensión manzurista de que no ocupe el sillón de Lucas Córdoba en su ausencia. Una verdadera avanzada del “Puerto” sobre el derecho provincial. Un descomedido acto político del gobierno nacional que pretende arreglar sus entreveros político-electorales echando mano a una “solución” en desmedro de la autonomía provincial y de falta de respeto a sus ciudadanos. Toda una jugada de ajedrez torpe, brutal e irrespetuosa de las mínimas reglas de juego. La democracia herida; la Política con mayúscula despedazada; el derecho ciudadano menospreciado. Tucumán a la cola, pese a las declaraciones de Manzur en el sentido de que es un honor para la Provincia. Es aceptar el avasallamiento que impone esa doctrina fáctica: “La federalización del unitarismo”.

Carlos Duguech


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