Comienza la primavera en este lado del hemisferio. Y la reducción de casos de covid-19 lleva 15 semanas consecutivas en la Argentina. También las muertes están en descenso. Pero, ¿eso significa que se está terminando la pandemia? ¿Estamos viendo la luz al final del túnel? ¿Nos hemos escabullido de delta? ¿Porqué esta cepa no ha impactado todavía? ¿Lo hará? ¿Las otras variantes se han vuelto endémicas?
Una buena respuesta a esas preguntas la constituyen las cifras. De acuerdo a los datos publicados esta mañana por el Ministerio de Salud de la Nación, actualmente hay casi 31.000 casos activos en el país. Las personas internadas en camas de terapia intensiva apenas superan las 1.500 (una cifra bajísima en comparación con los registros desde que se ha iniciado la crisis sanitaria). Lamentablemente, menos de 20 millones de personas han completado su esquema de dos dosis. Eso significa que cerca del 60 % de los argentinos mayores de 18 años no ha terminado la pauta. Si se atienden las indicaciones de los especialistas, que piden entre un 70 % y un 80 % de la población inmunizada para alcanzar cierta inmunidad colectiva, el vaso queda medio vacío. Otro dato que preocupa es el siguiente: según las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) unas cuatro millones de personas de más de 18 años todavía no ha iniciado el esquema. Empero, también se puede mirar la mitad llena y confiar que, debido al continuo suministro de sueros, la vacunación acelerará su pulso y la gente acabará entregándose a los pinchazos. "Hay tener cierto porcentaje de inmunización de rebaño, lo que se conseguirá a los dos años y medio de iniciada la campaña, aproximadamente", calcula el infectólogo Mario Raya, subdirector del Centro de Salud. Su estimación nos llevaría a fines de 2022.
- ¿Podemos empezar a pensar en el fin de la pandemia?
- No. El mundo sigue en pandemia. Lo que ocurre es que, en estos meses, la situación se ha ido controlando. Pero la falta de inmunización y los aglomeramientos, principalmente en los países subdesarrollados como Africa e India, hacen que el virus continúe porque van surgiendo distintas variantes.
- ¿Cuáles son los escenarios para los próximos meses?
- Es posible que sigamos estables y con los casos en descenso. Es lo que queremos. Pero reitero que la pandemia no ha acabado. Creo que el año que viene continuaremos con brotes en distintas regiones.
- ¿Qué rol tiene el esquema de vacunación completo a la hora de responder a la pregunta anterior?
- Es muy importante que las vacunas lleguen a todas las personas. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) pregona que, en vez de pensar en terceras dosis, deberíamos ocuparnos de una distribución igualitaria. La pandemia finalizará solo cuando la mayor cantidad de habitantes, de todo el planeta, esté vacunada. Con el tiempo, el coronavirus se volverá un virus como el de la gripe. Si dejásemos a este virus a su libre albedrío, demoraría mucho más de dos años en alcanzarse la inmunidad de rebaño.
La propagación de la variante delta viene provocando, desde junio de este año, más restricciones en todo el planeta. Y ha suscitado desde ese entonces un sinfín de estrictas advertencias, incluso con nuevos confinamientos en países como Australia, Israel y Estados Unidos, entre otros. Un documento interno de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC, por su sigla en inglés) advertía que este linaje es tan transmisible como la varicela. Aunque las vacunas siguen proporcionando una fuerte protección contra la enfermedad grave y la muerte, las personas totalmente vacunadas pueden infectarse y transmitirla, señalaba la agencia.
Afortunadamente, Argentina permanece ajena todavía a esa situación extrema. "Salvo algunos casos puntuales, principalmente en Córdoba y en Buenos Aires, hasta el momento no tenemos circulación preocupante. No obstante, esa cepa tiene mayor capacidad de contagio y aún quedan pacientes susceptibles", evalúa el infectólogo.
- Usted suena optimista y habla de "buenas perspectivas". ¿Mantiene ese ánimo pese al fantasma delta?
- Tucumán, en particular, se encuentra en muy buena situación con respecto al avance de la campaña de vacunación. Además, han bajado tanto los casos como las internaciones en las terapias intensivas. Realmente, el cuadro es estable y las proyecciones son buenas.
- ¿Dónde radica su esperanza?
- Se habla de buenas perspectivas porque en nuestro país predomina la variante Manaos. Hay temor de que delta se vuelva preponderante, pero si logramos avanzar con la vacunación su impacto no sería tan grave. Por supuesto que se trata de un linaje que exige atención. Por ello, se insiste con las medidas de prevención, como salir lo justo y necesario; usar tapabocas; permanecer en lugares ventilados; respetar la distancia social y lavarse las manos con frecuencia. Es decir, hay que mantener las mismas conductas que ya hemos adquirido.
- Muchos científicos dicen que las pandemias serán cada vez más frecuentes.
- Es probable que tengamos pandemias más cortas en el tiempo: hubo en 2009 y ahora 2020. Y por supuesto que vamos a tener mayor influencia de las enfermedades de otras partes del mundo. El gran vector es el avión, como sucedió con el coronavirus, que empezó en Wuhan y se dispersó por el mundo.
Finalmente, ante relativa aceleración en la vacunación y una dismunición en los casos graves y hospitalizaciones, los tucumanos -y los argentinos, en general- parecen respirar algo aliviados. Los últimos cálculos de los epidemiólogos e infectólogos han traslado la expectativa de lo que pueda ocurrir con delta a unas seis semanas u ocho semanas; es decir, hacia fines de octubre. Se sabe que en el ministerio de Salud, que conduce Carla Vizzotti, toman como referencia lo que ocurrió en EEUU, donde la transmisión aumentó un 10 % en el primer mes, otro 10 % en el segundo mes y finalmente se disparó un 60 % en el tercer mes. Ese crecimiento exponencial es el que esperan para octubre. Otra teoría o certeza que parecen tener los investigadores es que, entre ola y ola de covid, habría unos meses de gracia. Este paréntesis que transita la Argentina, con un descenso sostenido de contagios, alude a lo que un grupo de expertos italianos y franceses en un paper publicado por Nature han llamado "strolling period"; literalmente, el "período de paseo" o el interludio entre olas de la pandemia. Un ejemplo clarísimo de esto lo dio el brote en La India, España e Inglaterra: pasaron hasta cinco meses entre el alto pico de enero y fines de julio, cuando delta metió la cola en esas tierras. Alemania, Italia y Francia también pueden dar fe de que tener un trimestre o cuatrimestre de gracia está dentro de los parámetros esperables.
La Argentina vivió su pico máximo de contagios de coronavirus en mayo. Si la pandemia siguiera el curso de lo ocurrido en algunos de esos lugares, quizás la cepa surgida en La India se estaría propagando acabo septiembre. "Nosotros hemos tenido dos olas: una cuando comenzó esto, el año pasado; y otra en mayo de este año. Otros países tuvieron hasta cinco olas. Y siempre, después de los picos, viene un período de calma tras el cual suelen aparecer las variantes", ratifica Raya. De hecho, el infectólogo explica que lo que más preocupa son esas réplicas, porque pueden escapar al poder inmunizador de las vacunas. "Cuanto más se multiplique el virus, peor será. De cada mutación irá quedando el más resistente, el más dañino", concluye.
Siete de cada 10 adultos mayores vieron afectada su calidad de vida por la covid-19