Luchar contra el racismo, impulsar los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas son los desafíos a los que se dedica Inés Palacios, una tucumana de 28 años que fue reconocida por la Fundación Obama como una de los 11 líderes emergentes de todo el mundo.

Se trata de la tercera cohorte de Obama Scholars, que busca promover el bien público y apoyar a quienes hacen un trabajo de impacto en la comunidad. El galardón le dio la posibilidad de codearse con estudiantes y profesionales de las temáticas más variadas; asistir a clases virtuales de la Universidad de Columbia, Nueva York, durante el año académico 2020-2021, y, lo más importante, tener unos minutos para charlar mano a mano con el ex presidente estadounidense Barack Obama.

“Esto arrancó hace dos años. Sentí que era el momento y decidí empezar a postular. Apliqué a ocho programas y me aceptaron en la mitad. Uno fue el de la Fundación Obama”, explica la licenciada en Ciencia Política y Gobierno, egresada de la Universidad Torcuato Di Tella. Toda su formación estuvo focalizada en lograr oportunidades de educación superior en Estados Unidos.

“Ha sido un privilegio, éramos 11, pero solo cuatro pudimos hacer preguntas. Me temblaban las piernas cuando hablamos”, recuerda sobre la videoconferencia con el exmandatario. “Discutimos sobre la importancia de contar la mejor historia de nuestros pueblos. Creo que revalorizar eso es clave, en particular en el caso de Tucumán, que tiene su identidad muy golpeada. Siempre que hablamos de la provincia vemos solo lo negativo y es importante ver y contar lo que nos enorgullece”, dice.

“Lo más importante fue que me permitió conectar nuevamente con Tucumán”, indica. Así fue que rechazó otras oportunidades en el exterior. Esos planes quedaron en stand by: solicitó retrasar un año el inicio de los programas porque: “para poder hacer un cambio real, es necesario vivir acá. Irme un año completo significaba interrumpir la mayoría de mis planes”, admite.

“De los indios”

“Los que participamos (en la beca Obama) tenemos una agenda de trabajo muy concreta. En mi caso, tengo la de género y la de pueblos indígenas - explica-. Mis raíces son indígenas”. Sus padres son oriundos de Santa María, Catamarca. “Los Valles Calchaquíes es una zona de fuerte raíz indígena hay un trazado que estamos descubriendo con mi familia”, admite. Explica que hablar abiertamente de su identidad involucró un largo camino en el que su abuelo jugó un gran rol. “Tuvo la valentía de decirnos desde muy chicos que veníamos de los indios”.

“Durante mi infancia sentía vergüenza de decirlo y recién de grande pude entender que lo que tenía era un racismo internalizado, pero es porque la sociedad nos hace tener esa vergüenza. Hoy lo vivo como un redescubrimiento de mi identidad, sigo aprendiendo y buscando información”, relata.

Sobre el racismo dice que está presente en Tucumán y en todo el país. “Las personas que mueren en manos de la Policía son de color marrón, como yo, somos quienes tenemos raíces indígenas. De todo esto no se habla y es una realidad”, sostiene.

“Asociamos el racismo más a la cuestión afro, que en Argentina sí existe, pero no hablamos del racismo de los indígenas, que somos un montón”, agrega. Considera que se trata de un negacionismo histórico. “Eso es parte de la matriz que construimos como nación en la que se sostiene que todos venimos de Europa y se niega nuestro lado indígena. Se lo termina relacionando con algo malo, feo y que nos da vergüenza, y no es así”, insiste.

Respecto de las demandas de los originarios, se focaliza en dos: el acceso a la tierra y su representación política. “Trabajo en Amaicha, uno de nuestros proyectos es acelerar la inclusión de los artesanos al mundo del comercio electrónico. Hay muchas herramientas de gestión que permiten mejorar las ventas, sin embargo hay una brecha gigante en el acceso a ellas”, precisa. “Los originarios no están en las mesas de toma de decisión, así que trabajar por esto también es clave”, agrega.

Compromiso

“En mí reside algo muy personal que es una sensación de responsabilidad social porque he tenido oportunidades que salen de los patrones. Soy una piba que fue a un colegio de clase media, mi papá era profesor de educación física y mi mamá, ama de casa y sin embargo he tenido oportunidades que la mayoría no tiene”, indica.

Palacios tiene una ferviente vocación de servicio y considera que la sociedad necesita cambios transversales para mejorar la realidad actual. “No podemos seguir permitiendo que nos gobierne el mismo partido siempre, hay que apostar por la alternancia y esto no es para desmerecer el gobierno actual, sino porque es sano que nos gobiernen nuevos partidos”, señala. Led habla directamente a los jóvenes: “involúcrense, ya sea en política, en alguna organización o en su barrio. Busquen mejorar la calidad de vida de los tucumanos. Para esto es también muy importante que nos organicemos porque no hay cambio que no sea colectivo. Hay que dejar de esperar a un mesías o un botón mágico que cambie todo”, concluye.