Votar en pandemia cambió muchas de las reglas a las que estábamos habituados. Para evitar posibles contagios se dispuso una serie de protocolos sanitarios que, en las primeras horas, ralentizaron el inicio de las votaciones en diferentes puntos de la provincia. Las colas se repitieron en muchas escuelas y la espera puso al límite el distanciamiento social.
En el microcentro de la capital, más precisamente en la escuela Normal, una persona le tomó la temperatura y ofreció alcohol a cada uno de los fiscales que ingresaron al establecimiento.
Este ritual pandémico provocó colas y demoras, no sólo en el acceso al centro de votación sino también a la conformación de las mesas, previas a sus habilitaciones, que en muchos casos superó el horario establecido de las 8.
Las mismas escenas se repitieron en las escuelas monseñor Blas Victorio Correro, del barrio Vial I, en la escuela Miguel Lillo, de Yerba Buena, en la escuela Fortunata García, de Las Talitas, en el Instituto San Pedro, de Villa Mariano Moreno y en la escuela Federalismo Argentino, de Alderetes.
En algunos de los casos las filas para acceder a los centros de votación superaron las tres cuadras y las demoras se extendieron por alrededor de 30 minutos. Una vez adentro, la situación fue similar, aunque los votantes pudieron posicionarse en las diferentes mesas habilitadas.