“Supongo que ahora te sentirás como Alicia cayendo por la madriguera del conejo. Tienes la mirada del que acepta lo que ve porque espera despertarse. Irónicamente, no dista tanto de la realidad”
Morfeo a Neo en “Matrix”
Trade electoral: ¿2013 o 2019?
“Ni loco me quedo comprado esta semana. Me acuerdo lo que pasó hace dos años y me tiemblan las rodillas”, señalaba un inversor. Quien apostó por acciones argentinas tuvo una jugosa recompensa. En dólares, el índice Merval acumula en el año un 22%. En el último mes, un 10%. Muy por arriba del desempeño de sus pares latinoamericanos. Dormir “líquido” el fin de semana previo a las elecciones, no pareciera ser una mala opción. Reza uno de los más populares “mantras” financieros: “Nadie se volvió pobre por tomar ganancias”.
Si uno bucea, sin embargo, un poco más atrás en la memoria, puede llegar hasta 2013. En ese momento, el resultado de las PASO en agosto fue la antesala del cambio de gobierno en 2015, liberalización del cepo y dos años de gran desempeño de Argentina. Después, pasaron cosas…
La grieta no solo se ve en las urnas. Los mercados financieros también la reflejan. 2013 vs 2019. Argentina está baratísima vs. Argentina se cayó del mapa. Lo cierto es que los números son tiranos. El paupérrimo mercado local de acciones sigue dando jugosas ganancias. Para el que se anima, una acción del holding Comercial del Plata ($COME), vale lo mismo que un caramelo Sugus. Muchos de las empresas argentinas que cotizan en bolsa tienen un valor de mercado incluso por debajo de la suma de sus activos.
Las finanzas del comportamiento una vez más vienen a iluminarnos. Los “sesgos cognitivos”. Estos atajos mentales a los que suele acostumbrarnos nuestro cerebro perezoso. Uno de ellos es la tendencia a sobreponderar a los eventos más recientes (2019) en comparación a los más lejanos en el tiempo (2013). Quizás por eso a más de uno le tiemblan las piernas.
Dato mata Encuesta
Con tantos recuerdos en nuestra memoria, todos nos preguntamos: ¿Qué pasará con la economía el día después de las elecciones? ¿Se profundizará o no el modelo actual de intervencionismo?
Las encuestas dando vueltas no ayudan mucho en este sentido. Al pobre desempeño que tuvieron en 2019, se suma la gran cantidad de indecisos, las dudas sobre el porcentaje de participación en las urnas y finalmente incluso la metodología usada para censar. Mayormente se utilizan llamadas telefónicas, más aún en contexto de pandemia. Eso tiende a sesgar la muestra entre quienes tienen este tipo de dispositivo.
Si de las encuestas se tratara estamos completamente ciegos para tomar decisiones. Es por ello que tendremos que ir un paso más allá y explorar que dicen los “otros” números.
Es la economía, estúpido
Una de las variables más importantes a monitorear en términos macroeconómicos es la evolución de las reservas del BCRA. Después de todo, el único instrumento de política económica que podemos reconocer en la actualidad es un precio del dólar “controlado”.
Mientras la primera mitad del año fue muy benévola en materia de acumulación de reservas, la segunda mitad está siendo nefasta. A este ritmo de intervención cambiaria del Banco Central, las reservas netas no llegan hasta el primer trimestre 2022 para afrontar los vencimientos. Los U$S 90 millones diarios que vende la autoridad monetaria en el mercado cambiario implicarían desprenderse de U$S 4.050 millones adicionales de reservas en los próximos 45 días hábiles hasta las elecciones de noviembre. Sumados a los U$S 4.500 millones que debemos pagar al FMI, las reservas liquidas estimadas alrededor de los U$S 9.500 millones penderían de un hilo.
La escasez de divisas se da un contexto de cepo endurecido. Son pocos los individuos habilitados para operar dólar ahorro. Las empresas tienen limitaciones para cancelar sus pasivos en dólares y fueron obligadas a refinanciarlos. La demanda por dólar turismo se encuentra muy deprimida. Son los importadores quienes, con cuentagotas y a medida que la burocracia los autoriza, buscan acumular stocks. El atraso cambiario hace que este sea la mejor inversión. Las autoridades se encuentran en la disyuntiva de cuidar las reservas y negar importaciones, atrasando de esta forma no solo el tipo de cambio sino la recuperación económica.
A las distorsiones locales se suma un contexto internacional más endurecido. La reversión de la política monetaria en EEUU extraerá liquidez mundial de los mercados y provocará “desinfle” de precios de los activos, entre ellos commodities como la soja.
Brasil es otro factor de riesgo. Nuestro principal socio comercial está atravesando turbulencias que nos arrastran. Bien es sabido que cuando Brasil estornuda, Argentina es quien se resfría.
¿Habemus acuerdo?
“Estamos cada vez más cerca de un acuerdo con el FMI”, señaló el Presidente Alberto Fernández. Los U$S 4.500 millones que deberá pagar hasta fin de año al FMI, debilitan la delicada solvencia argentina. La voluntad de pago es clara. El acuerdo con el FMI se dilata por una cuestión electoral. La disciplina fiscal y monetaria que serían la base de una política cambiaria más racional serán exigidas a fines de lograr un acuerdo.
Es una cuestión de supervivencia electoral. Con la pérdida de salario real y el mal desempeño de la economía en un año de pandemia, la discrecionalidad en el manejo de la política monetaria emitiendo con fines electorales no podía resignarse.
“Mientras mayor sea la credibilidad del Programa presentado, menores serán los ajustes necesarios”, señala un informe del Banco Morgan Stanley circulado entre inversores.
¿Las PASO servirán como un plebiscito de la actual administración? El mismo Presidente señaló que: “Hay dos modelos de país en juego. Uno que piensa en ustedes, y otro que piensa en ellos”.
Independientemente del resultado de las elecciones, el acuerdo con el FMI sería inminente. Y ello implica una bocanada de aire para las delicadas finanzas y una mayor racionalidad en las políticas económicas. Estamos mal, pero vamos bien. Por más dudas que haya, es por acá.