Una persona falleció anoche cuando un fuerte sismo sacudió el centro y suroeste de México, meció edificios y expulsó a cientos de personas a las calles, sin que se registraran graves daños a infraestructuras, dijeron autoridades.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) informó que el terremoto de magnitud 7.0 se produjo a 17.7 kilómetros al noreste de la turística zona de playa Acapulco, en el suroccidental estado Guerrero.
"Afortunadamente no hay daños graves", dijo en un breve mensaje a la nación el presidente Andrés Manuel López Obrador. "No tenemos hasta ahora ninguna información sobre pérdidas de vidas humanas", agregó.
Pero poco después, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, informó en una entrevista a una televisora local que una persona había fallecido cuando un poste le cayó encima.
El terremoto se sintió además en otros estados centrales y del suroccidente. Le siguieron varias réplicas que fueron sentidas en algunas zonas.
Autoridades de protección civil de Guerrero explicaron que el sismo, inicialmente medido por el USGS con una magnitud de 7.4, provocó desprendimientos de rocas y deslizamientos de tierra en algunas carreteras, así como algunas fugas de gas.
También causó daños a edificios en Acapulco, ubicado a unos 375 kilómetros de Ciudad de México, dijo un testigo de Reuters.
Cientos de personas salieron a las calles Ciudad de México a pesar de la copiosa lluvia. Algunas estaban con crisis nerviosas al recordar los dos sismos de septiembre del 2017, que cobraron la vida de casi 500 personas y causaron graves daños en Ciudad de México y varios estados del suroeste.
"Esto es horrible, cada vez que suena la alerta sísmica y viene un terremoto uno piensa que se puede morir", dijo María Peña en la colonia Polanco, quien vestía pijama y tenía en brazos a un nieto. Ella también vivió un devastador sismo en 1985.
El USGS dijo que el sismo fue muy poco profundo, a solo 12.5 kilómetros por debajo de la superficie, lo que habría amplificado el efecto de temblor.