Aunque, en los hechos, el domingo sólo se defimen las candidaturas para las generales del 14 de noviembre, las internas del Frente de Todos (FdT) y de Juntos por el Cambio (JxC) dirinen mucho más que eso. Es una elección que se vive a todo o nada, en la que se pondrán en juego los posicionamientos con miras a las provinciales de 2023. Por eso, estas PASO prometen un despliegue de estructuras y de recursos como nunca antes sucedió en las anteriores ediciones de las primarias.

“Será muy, muy parecido a una votación para gobernador”, adelantó un dirigente peronista de San Miguel de Tucumán. De hecho, los “caciques” históricos de las distintas vertientes justicialistas -incluidas las de la oposición- saldrán a la cancha como si estuviesen encabezando un “acople” a legislador o a concejal que traccione votos para una fórmula gubernamental. Pondrán “toda la carne al asador”. Y eso se verá tanto en las calles como en los alrededores de las escuelas y de los clubes afectados a la jornada.

La maquinaria electoral insumirá una cifra de dinero imposible de determinar. Sin embargo, se pueden hacer algunas estimaciones de base.

Los que controlan

Un aspecto esencial para oficialistas y para opositores será “cuidar el voto”. Para ello, hace falta contar con un fiscal por cada una de las 3.761 mesas habilitadas para las PASO en Tucumán. Las fuentes coinciden con que el costo por supervisar el proceso electoral -desde la previa a la apertura del centro de votación hasta el envío de los datos al centro de cómputos- será de $ 3.000 por fiscal. A eso se suman $ 500 para el almuerzo -no incluye cigarrillos ni el tentempié que suelen solventar algunos referentes territoriales-. De esta forma, una lista que aspire a tener “ojos” posados sobre cada urna volcará al menos $ 13,2 millones sólo en este ítem.

A ello se debe agregar otro “jugador” clave: el fiscal general encargado a cada centro de votación. El domingo, en la provincia habrá 512 establecimientos educativos y deportivos dispuestos para los comicios. Aunque tendrá mayores responsabilidades, este “supervisor” percibirá una compensación idéntica a la de los fiscales de mesa. ¿El costo final? Al menos $ 1,8 millón por lista.

Si bien habrá 12 boletas en los cuartos oscuros de Tucumán, no todas contarán con los recursos necesarios para afrontar la fiscalización en cada rincón de la provincia. Mucho menos para lo que sucederá puertas afuera de los locales habilitados el domingo.

Los que llevan

En las distintas vertientes del peronismo se habla de un despliegue de estructuras que dejará a más de uno con la boca abierta.

Miles de autos serán “alquilados” para la jornada democrática a lo largo y a lo ancho de la provincia. Por la pandemia, la idea es que cada uno transporte no más de tres electores hacia su lugar de votación. De base, un móvil debe hacer un mínimo de 25 viajes (ida y vuelta) para justificar los $ 4.000 en promedio que se abonarán por este servicio, que incluye chofer. La cantidad de autos rentados variará según el referente territorial y de qué circuito se trate. En promedio, un dirigente de peso puede aportar un mínimo 100 vehículos para el domingo, lo que implicaría un desembolso de $ 400.000 en traslados por “cacique”. Al contrario de lo que sucedía en años anteriores, en esta oportunidad está previsto que no se identifique los vehículos con el nombre, el apodo o las siglas del responsable. Por esta razón, según se anticipó, algunos tratarán de evitar la contratación de taxis. Aunque muchos no pondrán reparos en cuanto a este punto.

Los que “mueven”

Si se trata de penetrar en el territorio, en Tucumán existe una figura que se ganó un rol clave en cada elección: el “movilizador”. Por lo general, se trata de un dirigente barrial -comúnmente llamado “puntero”-, cuya misión es supervisar que todos los demás eslabones de la maquinaria electoral (choferes, fiscales, votantes “propios”) estén en orden.

En muchos casos, se trata de personas que ya cuentan con un contrato o que perciben una remuneración gestionada por su referente territorial. Aún así, se estima que cada “movilizador” implicará un desembolso promedio de $ 2.000, a los que se sumarán $ 500 para comida. ¿El total? Contar con un “jugador” por cada centro de votación para que cumpla estas funciones representará un desembolso de $ 9,4 millones.

Los que “compran”

Por último, el aspecto más sensible de la votación: el clientelismo. Las dádivas electorales son como las brujas: se dice que no existen, pero de que las hay, las hay. Según las fuentes consultadas, habrá tres vías mediante las cuales ciertos terratenientes tratarán de “convencer” al ciudadano el próximo domingo. La estrategia variará según el espacio político. Algunos anticipan que volverán a verse los tradicionales “bolsones” con mercadería. Se espera que incluyan los productos típicos: aceite, azúcar, yerba, fideos, arroz y algunas conservas.

La segunda modalidad que se observará en la jornada electoral será el “ticket” de comida. La idea es similar a la del “bolsón”, aunque su implementación es bastante más sencilla desde lo operativo, ya que se evita el armado, el traslado y el acopio de la mercadería.

La tercera vía para seducir votantes, según las fuentes consultadas, será lisa y llanamente el dinero en efectivo, aunque prefirieron no dar demasiados detalles con respecto a esta maniobra.

Si bien buena parte de las acciones que implica el despliegue de la “maquinaria” están penalizadas por el Código Electoral Nacional, los antecedentes indican que la letra fría de la normativa no asusta demasiado a los referentes territoriales de los diferentes distritos de la provincia.

Por lo pronto, la Fiscalía Federal con competencia electoral de Tucumán habilitó tres vías de contacto para denunciar presuntas anomalías: los teléfonos de línea 431-1209/2404; el contacto de WhatsApp 381-4784048; y el correo electrónico fisfed1-tcm@mpf.gov.ar.