1- Batidos para arrancar el día sin lácteos

Por cada persona, hidratar en agua una cucharada sopera de chía hasta que suelte el mucílago (una sustancia de consistencia semigelatinosa de alto valor como estimulante intestinal).

Mientras tanto, lavar bien y quitar los tronquitos de entre 6 y 8 frutillas maduras (también pueden usarse congeladas) que pueden estar frescas -bien lavadas y sin su tronquito- o congeladas. Poner en la licuadora junto con una banana y 1/2 vaso de leche de almendras. Agregar las semillas de chía y procesar.

Con yogur

Licuar (por persona) un pote de yogur natural, 150 g de frutillas -pueden ser frescas o congeladas), una cucharada sopera de avena y dos vasos de leche.

2- Cómo congelarlas y guardar para cuando no haya

No serán para comer tal y como cuando estaban frescas, porque se altera la textura. Pero servirán para cocinar todo tipo de recetas, ya que mantendrán intacto su sabor.

Para congelarlas hay dos posibilidades: conservarlas enteras o en pulpa.

• toda la fruta: tené en cuenta que no conviene hacer este proceso con las que ya estén muy maduras (esas pueden ir como pulpa, o serán ideales para el chutney). Lavalas prolijamente y sacales el cabito.

Luego, procurando que les quede la menor cantidad de agua posible, ponelas en un recipiente en el que estén separadas una de otra; eso evitará que se forme hielo entre ellas, lo que puede alterar su sabor.

• en pulpa: procesar la fruta bien lavada (aquí sí las maduras son apropiadas) y poner en bolsas aptas para freezer; sacarles todo el aire y guardar.

3- Una cena diferente: ensalada de hojas verdes, frutillas y queso rústico

Una opción bien nutritiva para estas noches en las que el calor ya empezó a hacerse sentir...

Lavar bien un atado de espinacas jóvenes y sacarles los troncos duros; hacer el mismo proceso con un atado de rúcula. Poner las hojas en una centrífuga para vegetales y quitarles  el exceso de agua. Reservar.

Por otra parte, lavar bien 250 g de frutillas grandes, quitarles el cabito y las hojas,  y cortar en fetas longitudinales. Cortar también, en cubos chiquitos, 150 g de queso rústico (lo ideal es que sea de cabra, pero puede ser también de vaca, del tipo Tafí).

Por último, caramelizar 100 g de nueces picadas gruesas. Con estos ingredientes, armar la ensalada.

Para preparar el aderezo, mezclar  el jugo de 4 limones, con un chorro de aceite de oliva, unas gotas de salsa de soja, apenas sal y pimienta roja recién molida.

4- Tarta de frutillas sin prender el horno, sin lácteos y sin harina de trigo

Hacer un mezcla con 160 g copos de avena arrollada (o harina de avena) y 35 g de coco rallado; añadir 85 g de aceite de coco sólido, 3 cucharadas de miel y 30 ml de agua. Armar con esta mezcla la masa y acomodarla presionando con las manos (es importante que quede delgadita) en una tartera que tenga una anillo extraíble y esté engrasada con rocío vegetal oleoso; al colocarla, dejar un par de centímetros de masa sobre el anillo, para que pueda contener bien el relleno.  

Para este, preparar - de la misma manera que ¿ en la versión clásica- una crema pastelera con 2 tazas de leche de coco, 1/2 taza de azúcar (o de sucralosa, si se prefiere), 2 cucharadas de  fécula de maíz, 2 huevos y 2 cucharaditas de vainilla. Un secreto extra: si se añade 1 cucharada del aceite de coco  como el que se utilizó la masa, saldrá más suave y tendrá un “extra” de firmeza.

Cuando la crema haya perdido calor, acomodarla con cuidado sobre la masa, y llevarla a la heladera como mínimo 3 horas; hasta que quede firme.

Mientras tanto, lavar 3/4 kg de frutillas maduras (pero que aún sigan turgentes) y colocarlas sobre el crema, cuando esta haya tomado su consistencia. Pueden ubicarse enteras, con la puntita hacia arriba, o laminadas. El “diseño” es todo tuyo.

5- Salsa chutney, como en India

El chutney es originario de la India y de Sri Lanka. Hay muchísimas variedades, pero las más conocidas en Occidente son salsas a base de frutas, especias y vinagre. Para este, pelar y picar en brunoise 1/2 cebolla morada; pelar 20 g de jengibre fresco y cortarlo en dos o tres trozos grandes (así podrás quitarlos antes de servir). Lavar y cortar al medio, longitudinalmente, ½ kilo de frutillas y dejarlas reposar un rato con 115 gramos de azúcar moreno, así sueltan su jugo.

Mientras, preparar y tener listos: ½ cucharadita de canela en polvo: 4 clavos de olor y ½ cucharadita  de pimienta en granos de cuatro colores

Poner las cebollas, el jengibre y las frutillas en una cacerola; añadir tres cucharadas soperas de vinagre de manzana y una de aceto balsámico. Añadir las especias, y una cucharadita de sal. Mezclar bien y cocinar a fuego fuerte. Cuando rompa el hervor bajar el fuego y tapar la cacerola (sin encajar la tapa del todo) y mover con cuchara de madera de cuando en cuando. Unos 30 minutos después, el líquido se habrá reducido, y el chutney irá adquiriendo textura como de mermelada... ¡está listo! Se puede guardar en frascos de vidrio durante mucho tiempo.