La campaña está ingresando en su último tramo. A dos semanas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, los dos principales conductores de la provincia han decidido abocarse, directamente, en la etapa de organización electoral. ¿Qué es esto? Sencillamente hablar con cada uno de los punteros de tal manera de aceitar la maquinaria que deberá ponerse en funcionamiento el mismo 12 de septiembre. Juan Manzur irá circuito por circuito en la Capital para hablar con la dirigencia que responde a Lealtad Peronista. Dedicará toda la jornada a esa tarea. Osvaldo Jaldo hace lo mismo con las principales cabezas de su espacio, Peronismo Verdadero o de la lista Todos por Tucumán.

Ambos vienen de una semana complicada, con una pelea que continuó en los discursos de campaña y que se focalizó en la interpretación de los apoyos y de los padrinazgos de dirigentes. La batalla psicológica es cada vez más fuerte. Manzur trató de tirarle a su compañero de fórmula todo el peso del aparato justicialista, trayendo además a Tucumán a dos ministros nacionales (Eduardo "Wado" de Pedro y Martín Guzmán) y recibiendo -el martes último- adhesiones, a través de videollamadas, del presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa y del titular del bloque oficialista en la Cámara Baja, Máximo Kirchner

La noche previa al desembarco de las figuras del Frente de Todos fue prácticamente de definiciones de estrategias y de inteligencia interna para saber si realmente serían apoyos directos o tan solo visitas de cortesía. Manzur sabía que ni Massa ni Máximo iban a ser de la partida, pero prefirió callar hasta el acto vespertino en el Hipódromo donde presentó los videos que había recibido en su celular. 

Jaldo, a su vez, había tenido contactos con referentes nacionales que también le anticipaban sobre las ausencias. De hecho, ese mismo martes puso en dudas el respaldo nacional al gobernador. "Lo que se escuchó de los videos fueron afirmaciones simples, de compromiso, pero no un vuelco hacia la lista de Manzur", dijeron los operadores cercanos al vicegobernador.  

En el caso de Massa, los manzuristas explicaron durante la semana que no viajó a esta ciudad por problemas estomacales de arrastre; los jaldistas, en tanto, señalaron que el titular del Frente Renovador no quería aparecer en medio de una disputa de poder, cuando su mensaje siempre ha sido hacia la unidad.

De una u otra manera, el distrito local del Partido Justicialista vela sus armas electorales. Cada día que pasa, el gobernador se convence de que su espacio y su gestión se consolidará con el resultado de las PASO; cada día que transcurre, el vicegobernador cree que puede alcanzar una buena perfomance electoral porque, según sostiene, "la elección está palo y palo".

Mientras transcurre el armado electoral rumbo a las internas, en el submundo de la disputa de poder peronista pasan cosas. Los jaldistas sacan a relucir las conductas de la Casa de Gobierno hacia sus aliados. Uno de ellos es el intendente de la denominada por los manzuristas como la "república separatista" de Banda del Río Salí, Darío Monteros, que adujo algunos inconvenientes financieros para juntar dinero para la planilla salarial del personal. 

El jefe municipal señala que no logra conciliar con el ministro del Interior, Miguel Acevedo, el pago de algunos ítems que venían distribuyéndose para obras en el interior. Su inquietud es mayor porque a partir del próximo cronograma operará el aumento del 15% y eso implicará más dinero que juntar. "Confiamos en que el pacto se cumplirá", señala Monteros, abriendo el paraguas en medio de la tormenta justicialista. En la Casa de Gobierno insisten en que no hay discriminación ni política ni financiera y que el intendente sabe que cuenta con los fondos para cumplir las obligaciones contraídas. En el medio está en pugna la distribución de algunas remesas discrecionales para obras.

Otro frente de conflicto interno en el PJ es el reparto de los subsidios. Dos semanas antes de las elecciones, la entrega de subsidios sin requisitos, por parte del manzurismo, tiene como único objetivo “la compra de votos“, afirmó el concejal de Yerba Buena, Alejandro Sangenis, que esta semana ratificó su denuncia ante la Justicia Federal con Competencia Electoral. 

"Es indignante ver que como malversan la fondos de los tucumanos con fines electorales. Que Manzur dé subsidios de su bolsillo que bien gordos los tiene. La gente ya le dijo basta a Manzur. Creo en la justicia y creo que esta malversación de fondos será frenada de inmediato. Así lo solicité judicialmente. Este delito electoral debe cesar de inmediato. Jugar con la necesidad de la gente es inmoral", remarcó el edil identificado con el jaldismo. 

Desde el bunker manzurista hubo respuesta a esta denuncia. El legislador Gerónimo Vargas Aignasse fue enfático al referirse a la postura de los dirigentes que responden al titular de la Legislatura. "No sé en qué mundo viven. Estamos a la par de muchas familias, cuyos problemas se han profundizado a causa de la pandemia y que necesitan no sólo comprar alimentos, sino pagar los servicios porque, sino, le cortan la luz o el gas", señaló el parlamentario. Además de eso, Vargas Aignasse puntualizó que el Gobierno ha salido a vacunar a  más tucumanos para evitar consecuencias mayores en una posible tercera ola de contagios. 

"Hacemos todo lo que está nuestro alcance para llevarle una solución a las familias más vulnerables, mientras el jaldismo intenta conspirar para que fracase el sistema de salud", remarcó.  

La batalla psicológica continuará. El gobernador apelará a todos sus contactos nacionales para mostrarle a su vice que cuenta con el aval de la conducción nacional hacia sus precandidatos. Se menciona que en estos días pueden desembarcar dirigentes como Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT y titular del gremio de la Sanidad, o el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal, Víctor Santa María

La bala de plata del gobernador sigue siendo el presidente Alberto Fernández, con el que Manzur habla de forma permanente, y que está pasando por un difícil momento ante los cuestionamientos sociales. El jaldismo, a su vez, focalizará su acción en los territorios donde tiene mayor poder de adhesión electoral, intentando torcer voluntades que hoy están comprometidas con la Casa de Gobierno.

Pero Manzur, Jaldo y el resto de la dirigencia política tienen enfrente a un enemigo invisible que está creciendo a medida que pasan los días, mientras los dirigentes amplían la grieta y los discursos se endurecen sin que reflejen soluciones a los problemas socioeconómicos: la apatía y el desinterés ciudadano. 

Salta y Jujuy han dado muestras de la reacción electoral a la falta de propuestas, con un nivel de concurrencia a votar que rozó el 60%. En Tucumán, ese nivel de asistencia siempre estuvo por encima del 75%. 

Una encuesta realizada en la provincia próxima a difundirse y que no fue encargada por ninguna de las fuerzas en pugna revela que un 11% de los consultados votará en blanco en las próximas elecciones y que otro 19% aún se mantiene como indeciso. Malas noticias para la política.