Mariano Campero está incumpliendo su compromiso con los vecinos. Su mandato finaliza en 2023 y los ciudadanos de Yerba Buena lo eligieron para conducir la municipalidad hasta entonces. La licencia por ser precandidato a senador está lejos de ser un acto ético. Es, en rigor, una renuncia a sus responsabilidades como intendente. Y, lo que es peor, su abandono del municipio implica un pacto implícito con el manzurismo. El Concejo Deliberante pasará ahora a ser conducido por un edil que responde a la Casa de Gobierno. ¿Cómo se explica eso de quien dice ser opositor?”.

La declaración pertenece al concejal Lisandro Argiró, precandidato a diputado nacional por la lista Cambiemos Juntos, quien cuestionó a Campero por su postulación y por el pedido de licencia a la intendencia. 

“Ético es asumir una responsabilidad ante la gente y cumplirla. Irse antes de la intendencia sin ningún fundamento razonable más que aspiraciones personales, no es una conducta positiva para quienes decimos defender los valores republicanos. No solo hay que parecer ser distinto, sino que hay que serlo”, insistió quien fue secretario de gobierno de la ciudad jardín hasta 2019.

Argiró advirtió sobre un avance del manzurismo en la conducción política de Yerba Buena. “El retiro de Campero, la asunción de Rodolfo Aranda en la intendencia posiciona a Marcelo Albaca Petersen como presidente del Concejo Deliberante. No tengo nada personal con mi colega, pero pertenece a signo político distinto al de la mayoría de los concejales. No queremos pensar que hay un acuerdo con Casa de Gobierno para intervenir en la interna de Juntos por el Cambio. Sería lamentable”, planteó.