En 2020 escribí una carta que se denominó cementerio de autos. Como el tiempo no pasa y todo se repite en este rincón del.mundo, me refiero a Yerba Buena, donde los autos siniestrados han vuelto a crecer en la plaza principal frente a la comisaría. Además del espectáculo de la muerte con la que convivimos a diario, sus siluetas mutiladas afean la ciudad jardín y las latas oxidadas pueden ser peligrosas para los que circulamos, están estacionados en forma inaprensiva. Espero que en esta época de promesas electorales que hierven en obras callejeras, las autoridades tomen medidas concretas que acaben con esta costumbre de modo definitivo.

Carmen Perilli


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