Recién en el año 1984, casi medio siglo después de su muerte, el diario ABC de Madrid publica los sonetos de amor del poeta granadino. No se sabe quién los tenía guardados ni quien los dio a conocer, aunque ya se venían publicando algunos de ellos fuera del circuito legal.

Herramienta de confesión

Hay un soneto de una serie de 11 que integra un corpus que García Lorca titula “Sonetos del amor oscuro” (1936). Del “amor oscuro” para la sociedad pero luminoso (y doloroso) para el poeta emblemático de la generación de del 27 (del siglo XX).

Tú nunca entenderlas lo que te quiero

porque duermes en mí y estás dormido

yo te oculto llorando, perseguido

por una voz de penetrante acero.

Es el primer cuarteto de “El Amor duerme en el pecho del poeta”.

Mucho se ha dicho que su viaje a Nueva York (1929) fue para mitigar el dolor del abandono de su penúltima pareja, un joven escultor, Emilio Aladren.

El poeta andaluz, se muestra entero en el romancero gitano y logra altos índices de popularidad con su valiosa obra de dramaturgo. No se desprende jamás de lo tradicional popular que lo articula bien, naturalmente, con las altas expresiones literarias, perfilándose entre los poetas distinguidos de su generación y llega a ser uno de los poetas más leídos en lengua española, en todos los tiempos. Y es en el soneto, esa creación poética originada en Italia y que Petrarca (Siglo XV) popularizó en Europa donde García Lorca halla cobijo para su drama de amor. Presente en casi toda su obra.

Repercusión en Argentina

Conocido el fusilamiento del poeta granadino que había visitado la Argentina durante varios meses en 1933, se envió el manifiesto de los intelectuales argentinos al general Miguel Cabanellas:

Al señor Cabanellas. Burgos, España:

Un joven poeta, que era el honor y la gloria de las letras de habla hispana -Federico García Lorca-, ha sido salvajemente ultimado en tierras de Andalucía por hombres que, directa o indirectamente, actúan a sus órdenes. No sabemos si los autores de su muerte son los soldados marroquíes o los mercenarios internacionales que constituyen el grueso de sus tropas. Sólo sabemos que a la sombra de la bandera que pretende reivindicar el esplendor de las antiguas glorias españolas, ha sido brutalmente apagada una de las voces más puras y nobles de la nueva España. En nombre de la civilización y la cultura ultrajadas con ese crimen injustificable, nosotros, escritores argentinos, identificados con la causa de la civilización, que encarnan en este momento las armas de la República, protestamos ante usted con nuestra máxima vehemencia y le decimos que la noble sangre de Federico García Lorca, que sólo corrió impulsada por el amor a la belleza y a la justicia, ha puesto una nueva mancha, imborrable esta vez, sobre las espaldas culpables de su muerte.

Lo firmaron Gonzalo Carballo, Aníbal Pozos, Enrique Amorim, María Rosa Oliver, Elías Castelnuovo, Córdova Iturburu, Alejandro Castiñeiras, Víctor Juan Guillot, Rojas Paz, Aristóbulo Echegaray, Arturo Orzábal Quintana, Álvaro y Gervasio Guillot Muñoz, José Portogalo, Edmundo Guilbourg, Luis Reissig, César Tiempo, Samuel Eichelbaum, Deodoro Roca, Silvia Guerrico, Ernesto Giudice, Rodolfo Araoz Alfaro, José P. Barreiro, Carlos Mastronardi, Luis Saslavsky, Faustino Jorge, Álvaro Yunque, Eugenio Julio Iglesias y Jorge Luis Borges.

© LA GACETA

Carlos Duguech – Escritor

y periodista.