¿Por qué razón Cristina Fernández de Kirchner asumió un rol más preponderante en la conducción política del Frente de Todos y del Gobierno eclipsando, una vez más, al presidente Alberto Fernández? Si bien la respuesta puede explicarse por el lado de que la vicepresidenta de la Nación está obsesionada por sumar más bancas en ambas cámaras del Congreso, la estrategia se completa con la necesidad de fortalecer la gestión pensando en los dos años de mandato que le quedan. Ella tiene tantas aspiraciones como su hijo, Máximo Kirchner, de pensar en 2023. En eso coinciden los analistas consultados por LA GACETA. También en el hecho de la inoportuna reaparición del ex presidente y líder de Cambiemos Mauricio Macri, en un intento por polarizar con Cristina las elecciones que se vienen.

Julio Burdman, doctor en Ciencia Política y director de Observatorio Electoral, señala a LA GACETA que la preocupación central en el Frente de Todos pasa por el período poselectoral que por las mismas elecciones. “Puede decirse que el Gobierno no arrancó por efecto de la pandemia, pero el kirchnerismo -con Cristina en el frente de batalla- está planeando lo que se puede venir y así, toma partido más fuerte en la gestión de gobierno”, indica el consultor. El analista marca la diferencia que hubo hasta el momento: de la falta de voz pública (de Cristina), salvo en aquellas cuestiones que le conciernen en forma personal, a preanunciar medidas que adoptará Alberto, como el pago al FMI, tratando de dar garantías de que habrá pagos al organismo. Burdman cree que, frente a la debilidad del liderazgo del presidente de la Nación, intentará desembarcar en más ministerios considerados claves: Economía y Desarrollo Social. “Me parece que este kirchnerismo es más centrista que de izquierda, preocupado no sólo por las cuestiones sociales, sino por la evolución de la economía. Por eso creo que todo esto implicará cambios en el gabinete. Hay que ver cuánto resistirá Alberto Fernández a estas propuestas kirchneristas”, detalla Burdman.

Aníbal Urios, director de DC Consultores, señala que la reaparición de Macri no suma nada a Juntos por el Cambio. “Pone más las antinomias en juego cuando ese partido necesita pescar por fuera del voto bronca, mientras los indecisos piensan más en el rumbo del país o en su economía que en la grita”, indica a nuestro diario el consultor político. De la vereda del frente, Urios analiza que se comete el mismo error frente a la próxima elección bajo el lema “Cristina sí; Cristina no”. Por eso, la titular del Senado ha decidido jugar un rol más trascendente que provoca que Alberto se desdibuje en el tablero político oficialista. “Frente al escándalo, de alguna manera Cristina trata de oxigenar la gestión para que la gente se olvide de a poco de Alberto”, expresa. “Pero una porción de la sociedad argentina no ve ni a Cristina ni a Macri como una expectativa de futuro”, analiza. Con la reaparición pública, en suma, la vicepresidenta -acota Urios- “está diciendo que al poder lo tengo yo y solo yo y los demás son una circunstancia. Y eso fue el mensaje que exteriorizó al sacarle el micrófono al Presidente”. En esa lógica, el analista señala que, si el Frente de Todos gana las elecciones, el resultado será por el efecto de Cristina y de Máximo, pero si pierde, la culpa será de Alberto y de Victoria Tolosa Paz (precandidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires y ex presidenta del Consejo de Coordinación de Políticas Sociales).

La conducción política: qué quiso decir con “poner orden”

Cristina Fernández de Kirchner se dispuso a darle lecciones de conducción política a Alberto Fernández en vivo y en directo. El miércoles último, en el en el Estadio Único de La Plata, la vicepresidenta de la Nación le quitó el micrófono al Presidente y realizó una aclaración. “Solamente en los gobiernos donde gobiernan las grandes mayorías es que las minorías adquieren derechos, porque si gobiernan las minorías, sólo se reconocen a sí mismas”, indicó la presidenta del Senado, en el momento en que Alberto se refería a las desigualdades en la Argentina en medio del escándalo de la Fiesta Vip en Olivos. “Ella puede tener muchos defectos, pero definitivamente sabe conducir. Le dio un buen consejo: que ponga orden. Una palabra clave en el diccionario kirchnerista desde siempre”, señala el analista Carlos Fara, en un artículo publicado en el sitio 7miradas.com. Cualquiera que se asoma al cotidiano del sistema decisorio presidencial concluye que está todo un poco desordenado, empezando por el propio mandatario y siguiendo por el jefe de gabinete, Santiago Cafiero.

Fara se refirió exclusivamente a las cuestiones políticas. “Una cosa es tener problemas de gestión, otra tener problemas políticos y otra distinta no ser cuidadoso con las formas. Las dos primeras eran evidentes y sabidas. La tercera es muy complicada porque puede generar costos innecesarios en el peor momento. Por ejemplo, faltando cuatro semanas para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Claro, cuando la falta se cometió hace un año, el peligro es latente ya que puede explotar en cualquier segundo”, advierte el autor del libro “¿Cómo ser un consultor político?”.

De errores e improvisaciones: el liderazgo y los entornos

La gestión del presidente Alberto Fernández viene de una sucesión de hechos y dichos desafortunados. Por eso, el consultor Carlos Fara está convencido de que existe una misma matriz mental detrás del cumpleaños de Fabiola Yañez en plena cuarentena, de aquella frase de que venimos de los barcos (del 9 de junio pasado) y la compra de las vacunas. “Eso se llama improvisación o falta de profesionalismo para el cargo”, aseguró. A su criterio, “el presidente, tratando de parecer un hombre común, comete el error de decir que a veces se olvida que es… el presidente. Y en eso es sincero. Nunca fue líder y ahora se nota más que nunca”, sostiene Fara. Cuando existe un problema de matriz, todo se vuelve mucho más complejo de resolver, dado que no existe un sistema de salvaguardas interno que evite las crisis. Sencillamente se las subestima. ¿La culpa la tienen los asesores? El que elige consejero, elige consejo. “Los entornos son a imagen y semejanza de los líderes”, indica. “Pasaron 20 meses desde que asumió (y dos años desde que supo que sería el próximo presidente). Como ese es un trabajo full, podemos estimar que demanda al menos 12 horas promedio por día. En 24 meses son unas 8.760 horas. Es decir que se acerca a las 10.000 horas que recomienda Malcolm Gladwell  (sociólogo canadiense que escribió “La clave del éxito”) para poder ser exitoso en una profesión, más allá del talento que se tenga. Esa cifra ha sido superada ampliamente si uno calcula todo el tiempo que le ha dedicado a la política y a la función pública. Pero como ser presidente no es lo mismo que cualquier otro cargo, entonces conviene contabilizar desde el día que ganó ampliamente las PASO en 2019”, expresa Fara.

Piloto de tormenta en la nueva crisis: en el rol de conductora

Las crisis -por mucha indignación que generen- si no afectan el cotidiano de la gente, terminan diluyéndose en su efecto sobre el voto duro. Para el voto blando/decepcionado, más allá del fastidio con el hecho, el punto es ver a un presidente desenfocado de las prioridades y sin liderazgo, señala Carlos Fara.

Según sostiene el analista político, la reacción de Cristina Fernández de Kirchner era imprescindible para responder a la pregunta de “dónde está el piloto”. “La sensación de desorden no le gusta al grueso de la población y mucho menos a sus fieles votantes. Por lo tanto, puso el cuerpo con todo lo que eso puede significar política y electoralmente”, expresa.
Ahora bien, ¿cuál es la verdadera campaña? ¿el spot emotivo de “salimos” o las declaraciones de los protagonistas políticos? Acá es donde se queman los papeles publicitarios para dar paso al imperativo del clima de opinión. El consultor puntualiza que Cristina Fernández era vista por el electorado cada vez más como “la que manda” frente al “títere Alberto”. “Entonces, al salir ella a la cancha refuerza la percepción pre existente, generando un círculo vicioso de desempoderamiento de Alberto, y aparece la CFK conductora/candidata que obtura los agujeros por donde podría comenzar a entrar agua al barco, y recordándole a la oposición que “es Macri””, expresa. O sea: el manual de campaña del oficialismo que se conoció hace pocos días tirado al tacho de la basura.

“Diría Cristina -citada una vez más- “en la vida hay que elegir”. Ese fue su slogan de 2013. Parece que las legislativas de medio término siempre son un dolor de cabeza. Mejor pensar en las presidenciales”, finaliza el consultor político.