Se cumplen 10 años del debut de las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) en el país. Fueron establecidas en 2009 para la selección de postulantes a los cargos electivos nacionales (Ley 26.571) y se utilizaron por primera vez en 2011. Sirven para definir qué fuerzas políticas pueden participar de las elecciones generales y cómo se conformará la lista de cada una de ellas.

Se llaman primarias porque definen las candidaturas a cargos electivos; abiertas, porque todos los electores del padrón nacional pueden participar sin importar si están afiliados o no a un partido político; simultáneas, porque todas las internas ocurren el mismo día; y obligatorias, porque todos los partidos que quieran competir en las generales deben participar, aun cuando presenten una lista única, y porque también son compulsivas para los electores.

El 12 de septiembre será la sexta vez que tucumanos y tucumanas vayan al cuarto oscuro para seleccionar a quienes competirán en los comicios generales del 14 de noviembre. Este año se renovarán siete bancas en el Congreso: las tres del Senado y cuatro de las nueve en la Cámara de Diputados.

Más de 1,2 millón de electores están habilitados para sufragar en las PASO de este año. En el cuarto oscuro hallarán 12 boletas de ocho frentes electorales (ver aparte). Tres de ellos definirán sus listas de candidatos en las urnas: el Frente de Todos (Lealtad Peronista vs. Todos por Tucumán); Juntos por el Cambio (Cambiemos Juntos vs. Juntos por Tucumán vs. Juntos para Construir) y el Frente de Izquierda Unidad (Unidad de la Izquierda vs. Revolucionemos la Izquierda). Todos deberán obtener al menos un 1,5% de los votos válidos para llegar a noviembre

Cruces a todo o nada

Los antecedentes dan cuenta de que las PASO siempre le han sido favorables al peronismo tucumano. Sin embargo, el oficialismo nunca había llegado fracturado a una votación como este año. Hasta aquí no queda del todo claro si la interna entre el gobernador Juan Manzur (Lealtad Peronista) y la del vicegobernador Osvaldo Jaldo (Todos por Tucumán) potenciará el volumen de votos del Frente de Todos (FdT) o si causará un efecto negativo. Hay que tener en cuenta que esta puja con miras a 2023 se da en un contexto de crisis sanitaria, económica y social, en una provincia donde las encuestas arrojan que la inseguridad es la principal preocupación.

En Juntos por el Cambio (JxC), principal alianza opositora, las primarias servirán para ordenar una interna a todo o nada, donde también se saborea 2023. Se medirán las listas que encabezan el diputado José Cano (Cambiemos Juntos) y los intendentes Mariano Campero (Juntos por Tucumán) y Germán Alfaro (Juntos para Construir). La nómina ganadora posicionará a casi todos sus candidatos en las generales, por lo que la principal duda es si los espacios perdedores cumplirán o no con su compromiso de acompañar al vencedor.

Los antecedentes

En 2019, con cinco bancas en juego para diputados, el oficialismo logró 501.873 votos en las PASO y 540.446 en las generales. JxC cosechó 226.927 sufragios en las primarias, pero trepó a 315.592 en las generales, lo que le permitió lograr dos escaños (la proyección era de uno).

En 2017, con Jaldo como candidato testimonial para el Congreso, el FdT logró 494.609 votos en las PASO y 460.198 en las generales. Cambiemos cosechó 294.414 sufragios en las primarias y 319.615 en las generales. Las variaciones de una votación a la otra hicieron que el reparto de bancas sea de dos a dos, cuando en las previsiones era de tres a una.

En 2015 se dio la misma tendencia: al PJ le fue mejor en las PASO que en las generales (484.600 vs. 423.000), mientras que Cambiemos se fortaleció: pasó de 223.000 a 293.000.

En 2013 y en 2011 la tendencia fue alcista para el oficialismo. En las primarias logró 369.000 y 452.000, respectivamente, y en las generales 417.729 y 462.000 (logró cuatro de las cinco bancas a diputados en juego). La oposición sumó 230.569 en las primarias de 2013 y 308.612 en las generales, mientras que en 2011 fue 139.112 y 124.731.