Producir alimentos para todos los habitantes del mundo -cifra que crece día a día- implica un desafío que los productores deben asumir todas las campañas agrícolas, con la obligación de producir más y mejor, con responsabilidad empresarial, técnica y ambiental.
En todos los países productores de alimentos, el Estado aplica diferentes políticas agropecuarias, que permiten al hombre de campo producir diferentes alimentos; sea para su propia población o para otros países que necesiten, permitiendo, de esa manera, que ingresen divisas al país.
Aquellos países tienen en claro que deben producir alimentos para muchas personas, que viven en regiones muy densamente pobladas, y para muchas otras, que padecen hambrunas en diferentes partes del mundo.
Lo real es que la necesidad de alimentos es cada vez mayor, y la única forma de satisfacerla es mediante el trabajo exhaustivo de la naturaleza, acompañado con el conocimiento humano bien aplicado.
Debido a ello, las ciencias dedicadas al campo resultan, sin duda, cada vez más necesarias. Y en la actualidad tienen una importante misión a realizar, como lo es producir más alimentos por unidad de superficie con un cuidado exhaustivo del ambiente.
Diversos problemas generó la pandemia de la covid-19 que golpea al mundo; y afectaron los diferentes aparatos productivos existentes. Pero nuestro sector agropecuario, como el de otros países del mundo, con el agricultor y el ganadero a la cabeza, nunca dejaron de trabajar. Por el contrario, siempre buscaron y buscan la forma de adaptarse y de adecuar sus labores de acuerdo a los protocolos de seguridad, para seguir trabajando en la producción de alimentos, a la vez que evitan el contagio y la diseminación del coronavirus pandémico.
Los productores no bajaron los brazos, no se detuvieron, afrontaron los riesgos, aceptaron el reto de alimentar al mundo asegurando inocuidad, calidad y resguardo de los recursos naturales y el ambiente.
Pero es necesario señalar que a la par del productor están los técnicos y los profesionales de la producción, quienes aportan sus conocimientos en el asesoramiento y en el guía de los procesos productivos.
Los ingenieros agrónomos -que celebraron su día el 6 de este mes-, los zootecnistas y los médicos veterinarios trabajan casi exclusivamente en el ámbito rural, con ejes fundamentales en la agricultura y en la ganadería.
Estas carreras surgen de un número importante de facultades especializadas -pública y privadas-, que preparan profesionales capaces de dirigir, de ordenar y de encauzar las problemáticas del campo. Entre las múltiples actividades que desarrollan los profesionales vinculados a estas áreas se destacan la dirección y administración de establecimientos, y la producción agrícola, ganadera o mixta.
Ejemplos de estos casos sobran; solo basta recorrer los campos para saber que las manos de profesionales están presente en toda la región.
Los profesionales dedicados a las ciencias agropecuarias tienen, además, la capacidad de crear y de inventar nuevas variedades de plantas de diferente género y especie, y de razas animales de todo tipo para mejorar día a día la producción agrícola ganadera con herramientas tecnológicas y biotecnológicas de última generación.
También son responsables de cuestiones vinculadas con la sanidad vegetal y animal, y aportan con estudios en la sanción de leyes agrarias -participando en tratados o de convenios de comercio-. Además, realizan investigaciones científicas y ejercen la docencia.
Todo esto debe ir siempre acompañado de lo que llamamos responsabilidad con compromiso productivo y social.
Presencia centenaria
Estas profesiones ya cumplieron más de 100 años de existencia en la Argentina. Durante ese período, el país dio destacados profesionales, que han sido los artífices del desarrollo agropecuario de nuestra amplia geografía territorial argentina y, entre esta, la del Noroeste Argentino.
No existe forma de mencionarlos a todos; cuando se intentan esas enumeraciones casi siempre se comente el error de olvidarse de alguno. No obstante, resulta necesario destacar que muchos lograron, a partir de su trabajo y de su dedicación, poner al país y a la región a la cabecera en muchas producciones.
Debemos entender que la profesión del ingeniero agrónomo, zootecnista y veterinario es lo que podríamos denominar los pilares de la producción primaria, que esta netamente vinculada a las agroindustrias que aportan valor agregado a los bienes que salen de nuestros campos en beneficio de la economía provincial, regional y nacional.