El Único “Madre de Ciudades” es un estadio impactante que nada tiene que envidiarle a un estadio del primer mundo; un gigante ubicado en una zona estratégica de Santiago del Estero, a escasos pasos del mítico Puente Carretero. Allí, en un sitio en el que todo parece brillar, San Martín logró recuperar un poco de su mejor versión, pero eso tampoco le alcanzó para poner un final a una racha de tres juegos sin poder cantar victoria, en las que ni siquiera pudo gritar un gol.
San Martín: una mejoría que no sirvió para ganarLas caras largas, los gestos contrariados y algunas negativas ante la requisitoria periodística dejaron en claro que el punto no terminó de convencer.
Una vez más al “Santo” le faltó el toque de gracia para definir un duelo que tenía al alcance de la mano, y eso es algo que a esta altura genera algo de preocupación.
San Martín: pasan oportunidades, pero la fe está intactaSalvo los primeros minutos, la visita se mostró cómodo en el partido. En el estreno del nuevo esquema, se adueñó de la pelota, manejó el tiempo, el espacio y no se desesperó en ningún momento.
Ariel Chaves y Juan Imbert se pararon delante de Matías Ballini y fueron el nexo entre la defensa y el ataque. Por ese circuito pasaban todas las jugadas de un San Martín que ponía mucha gente en ataque.
Desplegaba a los laterales, sumaba a los volantes ofensivos y junto a los tres delanteros intentaba crear sociedades para quebrar a un Mitre que, durante la mayor parte del juego, se limitó a cuidar el punto.
Pero, una vez más, el “Santo” estuvo errático en los metros en los que debe mostrarse eficaz.
Marcelo Estigarriba, Lucas Cano y Lucas González no pudieron acertar en las tres jugadas más claras que tuvieron los dirigidos por Pablo De Muner quien, si bien lamentó no haber podido volver a Tucumán la victoria, se fue conforme porque su equipo logró recuperar el juego que había perdido hace siete días en casa.
“Hay que estar tranquilos. El equipo va a seguir mejorando y va a aparecer en los momentos clave”, sentenció el DT, sin dejar de apenarse por haber dejado pasar una vez más la oportunidad de subirse a la cima de la zona A.
En el balance final, el punto tiene un sabor amargo para el “Santo” porque manejó el juego, dispuso de las mejores situaciones y le permitió a Mitre llegar hasta donde quiso.
El equipo recuperó el juego, no le pesó el hecho de tener casi el dominio total del balón e intentó buscar el gol con paciencia, tal cual pide su entrenador.
Pero la falta de contundencia no es un dato menor. Ya pasaron 324 minutos de la última vez que festejó un tanto (Leandro Vella en cancha de Tigre) y ese es el principal punto en el que debe hacer énfasis en el corto plazo.
En un torneo tan parejo, en el que ningún equipo lograr marcar superioridad, esos detalles pueden inclinarle la balanza a su favor.
Necesita recuperar el poder de fuego y mostrarse imponente como el estadio que ayer pisó por primera vez.