“El cultivo de soja es afectado por diversas plagas; entre ellas, los nematodos fitoparásitos, animales microscópicos que viven en el suelo y se alimentan principalmente de las raíces de las plantas cultivadas”, contó Norma Coronel, de la sección Zoología Agrícola de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) en su disertación en el XXIV° Taller de Variedades y Manejo de soja.
Explicó que estos insectos ocasionan pérdidas de rendimientos, al interferir con la absorción del agua y de los nutrientes. “Se destacan por incidir negativamente en los rendimientos de la soja el nematodo del quiste de la soja (Heterodera glycines) y el nematodo de la agalla (Meloidogyne javanica, Meloidogyne incongnita y Meloidogyne spp.). Están ampliamente distribuidos en la zona sojera de Tucumán. Las altas temperaturas, los suelos sueltos y el monocultivo favorecen el desarrollo de estos organismos”, dijo.
Durante las campañas 2019/2020 y 2020/2021 se observaron daños puntuales debidos a estos nematodos en lotes del este y del sur de la provincia, con pérdidas que rondaron los 500 kg por hectárea según estimaciones de productores. “El signo típico del ataque del nematodo del quiste es la presencia de hembras y de quistes adheridos a las raíces”, contó. Añadió que se detectó en varios lotes de soja de la localidad de Los Pereyra, en altas densidades poblacionales. “Su presencia estuvo asociada a síntomas similares a los del ‘síndrome de la muerte súbita’: clorosis y necrosis internerval. Las plantas con síntomas más severos también estaban infectadas por el patógeno Fusarium tucumaniae (determinaciones hechas en la sección Fitopatología-Eeaoc)”, dijo. Agregó que el nematodo de la agalla se caracteriza por inducir la formación de agallas en las raíces de las plantas atacadas. Se presentó afectando lotes de soja de la localidad de La Cocha.
Las poblaciones de este nematodo fueron elevadas, entre 681 y 1.858 juveniles cada 100 cm³ de suelo. Los síntomas fueron rodales con plantas de menor porte y plantas muertas. “Estos nematodos no pueden erradicarse de los lotes infestados; hay que convivir con el problema. El empleo de cultivares de soja resistentes y la rotación con cultivos no hospederos son las principales prácticas de manejo para reducir el daño producido por ambos nematodos. La detección temprana y una correcta identificación de estos son herramientas esenciales para recomendar tácticas de control más apropiadas para el manejo de estas plagas”, explicó.