¿Azúcar o edulcorante?, pregunta el mozo después de servir el café. Casi siempre gana la segunda opción. Aun cuando acompañan la infusión con una porción de torta o dos facturas, muchos prefieren usar endulzantes artificiales. María Victoria Iñigo, repostera y fanática de los postres, ensaya una explicación: “lo hago como una medida de control de una ingesta excesiva de azúcar”.

“Se cuidan mucho en poner edulcorante, pero después comen de todo y terminan engordando más”, apunta Jorge Varela, el mozo del café ubicado en un centro comercial de Yerba Buena. Precisamente los bares son un termómetro de lo que ocurre en casi todas las mesas de los distintos ámbitos: la realidad es que el consumo de edulcorantes ha crecido mucho en los últimos tiempos. También han aumentado en forma alarmante las tasas de obesidad y sobrepeso. Pero ojo con las correlaciones, advierten los nutricionistas: lo que sucede es que se incrementó el consumo de calorías en general.

Mitos y demonización

Respecto de los endulzantes, hay muchos mitos dando vueltas. Por un lado, existe una especie de demonización del azúcar. Al mismo tiempo, hay quienes señalan que los edulcorantes son perjudiciales y desaconsejan su consumo, incluso sin fundamentos. Las redes sociales –convertidas en consultorios on line desde hace un tiempo- colaboran con esta desinformación.

La licenciada en Nutrición Mayra Aguayo nos dio detalles sobre los endulzantes no calóricos. “Hay mucha controversia, sobre todo por la fama de los edulcorantes relacionada al desarrollo de cáncer o al hecho de afectar la reproducción. Estos no son más que mitos, ya que no existe evidencia que relacione estas patologías o condiciones con el consumo de edulcorantes”, explicó.

“La aparición de los edulcorantes nos dio la posibilidad de consumir alimentos y bebidas dulces sin elevar el azúcar en sangre, sin aportar calorías y sin riesgos para la salud. Eso fue lo que los hizo muy atractivos y elevó el consumo, sobre todo, en aquellas personas que buscaban la alternativa saludable. La industria alimentaria también lo supo aprovechar y lo sumó a bebidas, jugos, yogures, postres, dulces y galletitas; ya que además tienen un costo económico muy bajo”, apuntó la profesional.

Límites

Además de los productos “light”, muchos que contienen también azúcar incluyen algún edulcorante no calórico, explica Aguayo. “Es importante leer los rótulos, más que nada, en aquellos productos que consumen niños, ya que los edulcorantes tienen un límite de consumo seguro que se calcula por kilogramo de peso de quien lo consuma. Es difícil que un adulto de 70 kilos, por ejemplo, alcance ese límite, pero cuando se trata de un niño pequeño de 10 kilos el margen es limitado”, remarca.

Los productos que se realizan con edulcorantes tienen otro punto en contra: “muchas veces, el hecho de que un producto sea bajo o carente de calorías lleva a que el consumo del mismo sea desmedido, lo que genera las consecuencias negativas que hoy conocemos: elevaron nuestro umbral de dulce, ya que son miles de veces más dulces que el azúcar, afectaron (junto con otros procesados) las colonias de bacterias que viven en nuestros intestinos, generando malestares como gases, distensión, diarrea y síndrome del intestino irritable, interfieren con los ciclos de hambre-saciedad generando ansiedad y antojos constantes de más dulces”.

Según detalla Aguayo, varios estudios demostraron que hay una mayor posibilidad de desarrollar diabetes de tipo 2 entre pacientes que consumen al menos una lata de bebida gaseosa light a diario, las cuales no tienen calorías ni azúcar,

Entonces, ¿cuál es la mejor opción? “Lo ideal es acostumbrar nuestro paladar a niveles más reducidos de dulce, usando la cantidad más bajita que nos resulte agradable de azúcar o algún edulcorante lo más amigable con nuestro cuerpo (stevia natural o pura) prestando particular atención al consumo de gaseosas y jugos light y en personas con síntomas intestinales y en niños que son más sensibles a los mismos”, aconseja la nutricionista.

Mayor interés

El médico nutricionista  Francisco D'Onofrio aclara que se le da el nombre de edulcorantes a las sustancias que son capaces de despertar la sensación que la mente califica como “dulce”, permitiendo disfrutar de este sabor con poca o ninguna ingesta de energía. “La demanda de edulcorantes alternativos al azúcar está creciendo anualmente y cada vez hay mayor interés por los de origen natural frente a los sintéticos. El auge de este tipo de productos se debe a la preocupación actual mundial por el denominado síndrome metabólico : el sobrepeso y la obesidad, la diabetes tipo 2 , la hipertensión arterial , las dislipemias, etcétera”, describió.

D'Onofrio cita las recomendaciones de la International Sweeteners Association (Asociación Internacional de Edulcorantes): “en esta entidad afirman que no es necesario suprimir el deseo de comer alimentos dulces ( frecuente en la población) , sino que se puede administrar correctamente la ingesta de los edulcorantes bajos o sin calorías , pudiendo ser una ayuda para solucionar este deseo, siempre cuando se ingieran dentro del marco de una alimentación saludable y en cantidades moderadas que no excedan los límites recomendados diarios”. Estos límites figuran en las etiquetas de cada endulzante bajo la sigla IDA (Ingesta Diaria Admitida), que nos informa hasta que cantidad por día por kilo de peso una persona puede consumirlos. Igualmente, es bastante difícil superar el IDA. Otra de las preguntas frecuentes que aparecen es: si los chicos pueden consumir edulcorantes. Y la respuesta es que no, nunca antes de los 3 años. En el caso de sobrepeso u obesidad se recomienda consumo moderado de azúcar.

Cómo se llaman

¿Con qué nombre podemos encontrar a los edulcorantes? Dentro de los de origen artificial podemos mencionar al aspartamo, ciclamato, sacarina y el acesulfamo de potasio. Y los de origen natural son la sucralosa y la stevia.

Siempre los más convenientes son los naturales. La sacarina: fue el primer edulcorante obtenido sintéticamente hace más de 100 años. El ciclamato tiene su aprobación bajo revisión en EEUU. El consumo de sacarina y ciclamato no se recomienda durante el embarazo, detalló D'Onofrio.

Análisis y estudios realizados sobre los edulcorantes

- Sobre el cáncer: no encontraron que aumenten el riesgo de padecerlo.

- Sobre el peso corporal: en la población general no generan un gran impacto, mientras que en las personas que quieren bajar de peso o tienen sobrepeso u obesidad podrían ayudar a bajar 2 kilos.

- Sobre la diabetes o el control glucémico: vieron que no hay aumento de su desarrollo ni de la insulinorresistencia.

- Sobre el apetito y la conducta alimentaria: observaron que disminuye el consumo diario de calorías y no generan cambios en el apetito.

- Sobre el consumo de azúcar y preferencia por lo dulce: genera una reducción del consumo de azúcar y no hay cambios en la preferencia por lo dulce.

- En cuanto a la presión arterial, disminuye en las personas que lo consumen, a excepción del aspartamo.

- Con respecto a los estados de ánimo y depresión, puede observarse un posible aumento del riesgo de depresión (no de otros estados de ánimo como el pánico o la ansiedad). Esto se vio sobre todo con el aspartamo.

- En cuanto a la demencia y los trastornos cognitivos, no se vio que aumente su riesgo. Aunque sí hay que aclarar que en los niños podrían generar una disminución en las habilidades neurocognitivas, con respecto a los que consumen azúcar.