La primera vez que vi correr a Max Verstappen fue en el gran premio de Australia 2015. Tenía apenas 17 años y 166 días, y solamente contaba con un año de experiencia manejando monoplazas. Con esa edad marcó un nuevo récord de precocidad en un debut, marca que antes estaba en manos de Jaime Alguersuari. En la carrera pudo haber sumado puntos; sin embargo, le tocó abandonar por una falla de motor. Desde aquel primer día siempre corrió igual: competitivo, agresivo y desafiante.
En el arranque de la temporada 2016, el equipo decidió intercambiar a Max por Daniil Kvyat. El piloto ruso bajó a Toro Rosso y el neerlandés subió a Red Bull. Con todo el revuelo que genera un movimiento de este tipo, llegó el Gran Premio de España. Nico Rosberg y Lewis Hamilton se tocaron en la primera curva y sorpresa absoluta: los Mercedes fuera de carrera. Verstappen lo aprovechó y terminó ganando el día de su debut en Red Bull. Con tan solo 18 años se convertía en el ganador más joven en la historia de la categoría.
La Fórmula 1 es una elite demasiado competitiva, todo cuesta demasiado y al pequeño Max no le regalaron nada. Siempre con el auto al límite, se formó a base de choques, despistes, trompos y errores pero también de victorias inolvidables e históricas, como Alemania y Brasil en 2019. En 2020, el Red Bull R16 nunca estuvo a la altura. Sin embargo, se las ingenió para estar cerca de los Mercedes, incluso en varias ocasiones logró clasificarse en el medio de Hamilton y Bottas, algo que parecía imposible mirando los números.
El 2021 llegó con el RB16B, un auto con algunas mejoras en el piso, en el alerón trasero y en la unidad de potencia. Es la primera vez en sus años de Fórmula 1 que tiene un auto a la altura de la gran batalla con Hamilton. Ha ganado en Imola, Mónaco, Francia, Estiria y Austria. Esta última, el domingo pasado, fue una demostración apabullante de liderazgo. Dominó en pruebas libres, hizo pole en clasificación, tuvo el pit stop y la vuelta más rápida y ganó la carrera. Sus festejos son cada vez más calmos, se lo ve mesurado y concentrado.
A esta altura de la temporada nadie esperaba estos resultados. La posibilidad de ver salir campeón del mundo a un piloto con un motor Honda emociona a todo amante de la categoría por el recuerdo de aquel Mclaren piloteado por el mítico Ayrton Senna. Hoy, 30 años después, si algún viejo fan está leyendo estas líneas, sepa que la siguiente comparación parece exagerada, pero me he tomado mucho tiempo de reflexión para escribirla: Max Verstappen es el piloto más parecido al brasileño Senna que ha dado la Fórmula 1 moderna.