El asentamiento La Chabela se formó hace aproximadamente tres años en las afueras de Lules según recuerdan algunos vecinos. Se trata de un barrio que carece de la mayoría de los servicios básicos, donde los habitantes tomaron un terreno, lo desmalezaron y delimitaron lotes con cañas secas y alambres.
La vida de Rocío siempre fue un calvarioAproximadamente 40 familias viven en ese vecindario que no deja de crecer (como puede) al costado de la calle Neuquén y de la ruta 341 que lleva a La Quebrada. Allí, entre mucha otra gente, vivía Rocío Milagros Rojas, la nena de cuatro años que sigue desaparecida y que comenzó a ser buscada ayer por la mañana por un operativo conformado por 200 policías.
La pequeña vivía en la modesta casa de su madrina, María Carolina Graneros, quien tenía su tenencia debido a que el padre de la pequeña está preso y que la madre sería una joven con problemas de adicción. La vivienda está construida con techos de chapas y con bloques de cemento, además de contar con la medianera de caña de azúcar que caracteriza a todos los lotes del asentamiento.
El gran operativo alteró la paz del barrio. Los uniformados tuvieron problemas para ingresar por un sector donde el camino es angosto y de barro. La furgoneta Iveco de la Infantería de la Unidad Regional Oeste, tuvo problemas para maniobrar en las callejuelas y pasadizos por los que apenas pueden cruzarse dos autos. La mayoría de los habitantes ingresan a pie o en motos. Al rededor de los caminos se ven algunos postes de luz.
La calle es el lugar de juego de los más pequeños, que se divierten con triciclos y pelotas. Nadie considera que esos lodosos caminos sean inseguros para esos niños, que van escoltados por los perros, las gallinas y otras mascotas de La Chabela.
“Esto me conmocionó, espero que esté sana y salva. Nunca había pasado algo así. Tengo dos nenas que jugaban con Rocío”, indicó preocupada Alejandra Jiménez, quien llegó al barrio hace ocho meses.
Al final del barrio hay una acequia seca que se convirtió en un basural. Por allí, podrían haber sacado a Rocío hasta un camino que linda con una finca y que llega hasta la 341. Esa sospecha se basa en que una perra entrenada para la búsqueda de personas, tomó un rastro de la pequeña y se adentró junto a los uniformados por ese acueducto plagado de alimañas.