Los abogados penalistas consultados por LA GACETA reconocieron su asombro ante la condena de prisión perpetua que recibieron los hermanos Esteban y Jonathan Andrada al ser considerados culpables de homicidio agravado por ensañamiento. Los cuatro profesionales coincidieron en la importancia de subrayar que la mal llamada “justicia por mano propia” o la “venganza privada” deben ser repudiadas dentro de una sociedad democrática.
Con un fallo buscan poner freno a los “justicieros”“Se excedieron, lo fueron a buscar (al ladrón) y lo torturaron. Uno por proteger a un hijo podría llegar a caer en una reacción excesiva, pero por una moto es difícil encontrar un justificativo. Hay que estar en ese momento para entender por qué pasó. La gente está cansada de la inseguridad, por eso no sorprende que se llegue a algo tan grave”, analizó el abogado penalista Ricardo Scheuermann, que además lamentó la crisis social que está reflejando este tipo de hechos.
“Pasan estos casos y la gente dice: ‘uno menos’. Es muy grave naturalizar así la violencia; estamos pensando como si viviéramos en la edad de las cavernas, y eso tiene que ver con una falta de reacción del Estado. Faltan cárceles y que el código penal se adapte a esta realidad”, agregó.
“Creo que la condena es muy alta. Hubo alevosía y ensañamiento, pero creo que se debía considerar si no tenían antecedentes los acusados”, indicó.
José del Río coincidió respecto a la crisis social que envuelve a estos crímenes. “Estamos ante un retroceso social. Estos casos muestran que la sociedad no sabe cómo y cuándo actuar. Debían poner en conocimiento a la Policía y a la Justicia para que actuaran. A lo sumo podían reducir al sospechoso”, explicó el litigante.
Del Río planteó: “el peligro es que a vos te roban, pero después te convertís en homicida con una reacción así. Hay que entender eso. Al ladrón le iban a dar siete años aproximadamente por el robo de una moto. Por salir a matarlo, te arriesgás a una perpetua y es lo que pasó esta vez”.
“Para un ciudadano común, cualquier pena de cumplimiento efectivo es mucho. Tres años ya es mucho. Pero aquí, a pesar de la injusticia del robo, estos ciudadanos comunes cruzaron el límite y sentenciaron una muerte con tortura incluida. La condena es correcta. Los jueces no quisieron avalar un caso como el de “Culón” Guaymás o del policía Chocobar”, fundamentó.
Mariano José Arcas, quien aclaró que conformó la defensa en la primera audiencia del caso, opinó: “en principio se acusaba a un solo Andrada. De hecho había evidencia de que uno de los hermanos no habría estado en el lugar del crimen. Claro que después la causa seguramente avanzó. Lo concreto es que hubo un linchamiento alevoso. La calificación legal corresponde, pero creo que se podría haber considerado los atenuantes para reducir un poco esa pena”.
“Creo que esta condena no deja satisfecha ni a la sociedad ni a la Justicia, porque se sabe que hubo otros involucrados en el linchamiento. La sentencia me dejó un sinsabor”, añadió el abogado.
“Correspondía que los acusados, si sufrieron un robo, confiaran en los mecanismos del Poder Judicial. En la investigación del caso. No podemos justificar un caso de ‘justicia por mano propia’”, indicó José María Molina. Agregó: “la pena, teniendo en cuenta la alevosía y ensañamiento, y de acuerdo a los elementos de prueba que había en el caso, sí queda enmarcada en la escala penal prevista para ese delito. Pero por otro lado, los acusados no tenían antecedentes y eso podría haber merituado una pena menor. No nos olvidemos que la aplicación de cualquier pena tiende a castigar un delito, pero también a que el acusado tome conciencia de lo que hizo y comience a pensar una reinserción social a futuro”.