Padre e hijo regresaban a su hogar después de una ardua jornada de trabajo en el Mercofrut. Al llegar a la esquina de avenida Américo Vespucio y Circunvalación, Jorge Luis Esquilache (23) fue abordado por dos jóvenes que, después de golpearlo, le quitaron sus pertenencias. Su progenitor Ezequiel David Esquilache (43), intentó correr para pedir ayuda. Pero a los pocos metros se desvaneció y luego se murió de un infarto. La Policía detuvo a los asaltantes y, con una nueva estrategia, la fiscalía de Robos y Hurtos II que dirige Pedro Gallo logró que se los acusara de homicidio en ocasión de robo.

“No merecía tener esa muerte. El hombre trabaja pese a que hace muy poco tiempo fue operado del corazón. Estaba contento porque se había recuperado y podía seguir llevando comida a su casa. En cambio estas plagas andan robando para poder seguir drogándose. Algún día se tiene que acabar todo esto”, explicó Walter Heredia, conocido de la víctima.

Los vecinos reconocieron que el robo fue muy violento. “Uno tenía un arma de fuego y el otro un cuchillo. Le pegaron fiero al ‘chango’ y después se escaparon corriendo”, dijo Brenda, que no quiso dar a conocer su apellido porque los familiares de los acusados -dice- son muy violentos. Personal de la Patrulla Motorizada detuvo a Daniel Rodrigo Centeno (27) en las cercanías donde se produjo el hecho. Por la tarde, los hombres de Robos y Hurtos arrestaron a Mauricio Jesús Nadal (29).

Después de haberse desvanecido y porque la ambulancia no llegaba, Esquilache fue trasladado en la camioneta de un pariente al CAPS de la zona y de allí derivado de urgencia al Centro de Salud, a donde llegó sin vida. El diagnóstico del médico fue que había fallecido de un infarto masivo. “Hasta esa desgracia tenemos los que vivimos aquí. Por culpa de estos delincuentes no  entran las ambulancias. Si lo hubieran atendido a tiempo, quizás se salvaba el hombre”, agregó Heredia.

Los vecinos estaban angustiados porque pensaban que el caso quedaría en la nada. “¿Sabe la cantidad de vecinos hicieron denuncias por haber sufrido robos y a los tres días las personas que los lastimaban volvían salir? Siempre es lo mismo. No hay justicia para los pobres en esta provincia”, dijo una escéptica Jennifer Campos.

Un cambio

Ayer por la tarde, la auxiliar fiscal María José Agüero planteó, por instrucciones del fiscal Gallo, el caso en una audiencia. Explicó con lujo de detalles cómo se había producido el hecho y la detención. A la hora de plantear la formulación en contra de los acusados, de manera sorpresiva, solicitó que se los acusara de homicidio en ocasión de robo.

“Hay jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la provincia que avala este planteo. Sostienen que se debe considerar esta calificación cuando una acción de suma violencia genera la muerte de una persona. Y en este caso corresponde aplicarlo, porque su hijo sufrió un robo agravado y él se descompuso al intentar salir corriendo a pedir ayuda”, indicó.

“Si bien es cierto que aún faltan conocer los resultados de la autopsia -agregó-, sabemos que la víctima acababa de ser operada del corazón y que falleció de una falla cardíaca generalizada. Esos son indicios para sostener esta calificación provisoria”. Solicitó además que se les dictara la prisión preventiva por seis meses.

Las defensoras oficiales Rosa Nosetti y Fernanda Ruiz, que asistieron a Centeno, y Florencia Ciatola, que representó a Nadal, no se opusieron a la acusación porque era provisoria, pero sí consideraron que la cuestión se resolverá cuando se conozca el informe definitivo que realizarán los forenses.

El juez Eduardo González coincidió con las defensas, pero como no solicitaron que sea modificada, decidió mantenerla por el momento. “Será fundamental conocer el resultado de la autopsia”, aseguró el magistrado. También consideró excesivo el pedido de seis meses de prisión preventiva, pero entendiendo que a la fiscalía le faltaban realizar algunas medidas, ordenó que los acusados sigan detenidos, pero por solo dos meses. Centeno, al observar que sus defensoras no lo habían hecho, decidió impugnar el fallo.