El mercado de las criptomonedas atraviesa el peor momento de su corta historia luego de perder más del 50% del total de su valor en las últimas dos semanas, al pasar de cerca de US$ 2,5 billones a menos de U$S 1,25 billones, de la mano de la súbita caída del Bitcoin (BTC) y de la mayoría de criptos.
Este domingo, la principal criptomoneda cotizaba cerca de los U$S 32.000, menos de la mitad de los U$S 65.000 que llegó a venderse el 14 de abril, y un 30% por debajo de los U$S 46.500 que valía el pasado domingo, según datos del portal Coinmarketcap.
La caída de Bitcoin, que representa cerca de la mitad de la capitalización del mercado de las criptomonedas (la suma su precio de venta multiplicado por la cantidad en circulación), provocó un derrumbe generalizado del resto de las cripto que, en su mayoría, tuvieron pérdidas de entre el 50 y hasta el 70% en los últimos siete días.
Algunos de las caídas más resonantes fueron las de Ethereum (-49%), Cardano (-50%), Binance Coin (-61%), XRP (-61%), Polkadot (-63%), Litecoin (-58%), Uniswap (60%), Chainlink (-60%), Terra (-75%) y PancakeSwap (-64%), entre otras.
En total, la capitalización del mercado cripto había alcanzado los U$S 2,55 billones el 12 de mayo pero, en la tarde de hoy, cayó hasta los U$S 1,25 billones.
Esta semana, la criptomoneda recibió una dura respuesta por parte de las autoridades reguladoras de distintas partes del mundo.
A nivel local, este jueves el Banco Central (BCRA) y la Comisión Nacional de Valores (CNV) advirtieron en forma conjunta sobre los peligros de operar con criptomonedas debido a su alta volatilidad, la falta de respaldo normativo, y la posibilidad de perder lo invertido ante un eventual hackeo de las plataformas de intercambio o de no cumplir con las normas de lavado de activos.
El comunicado está en línea con lo expresado por numerosas instituciones internacionales como el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra y hasta el Tesoro de los Estados Unidos, que esta semana advirtió que todas las operaciones superiores a los U$S 10.000 deberán ser informadas al Servicio Interno de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés).
La caída
El terremoto en el mercado comenzó el pasado 12 de mayo, con la combinación de dos noticias muy malas: el mayor dato de inflación interanual en los Estados Unidos en 13 años y el anuncio de la empresa de autos eléctricos Tesla de que dejará de aceptar Bitcoin como forma de pago por sus vehículos eléctricos, citando el uso intensivo de energía de la moneda.
En aquella jornada el BTC llegó a cotizar a U$S 47.400 por unidad, una caída del 19% en menos de 24 horas, pero no sería el final de la caída.
El segundo y más duro golpe llegó el viernes, cuando el gobierno de China reiteró una advertencia de que tiene la intención de tomar medidas enérgicas contra la minería de criptomonedas como parte de un esfuerzo por controlar los riesgos financieros, después de haber prohibido días atrás a sus bancos a aceptar criptomonedas como forma de pago.
De esta forma, el mercado retrocedió a niveles de enero y borró ganancias de cuatro meses, una caída similar a la experimentada a principios de 2018 aunque más pronunciada ya que, en aquella oportunidad, el retroceso del precio de los activos había demorado un mes.
Según un informe de la firma Chainalysis sobre las transacciones en la cadena de bloques (Blockchain), más de la mitad de los U$S 410.000 millones gastados en la adquisición de las tenencias actuales de Bitcoin ocurrieron en los últimos 12 meses y alrededor de U$S 110.000 millones se gastaron en comprarlo a un costo promedio de menos de U$S 36.000 por moneda.
Esto quiere decir que la gran mayoría de las inversiones que ingresaron al mercado en los últimos meses tendrán pérdidas a menos que la moneda vuelva a negociarse por sobre los U$S 36.000, informó Bloomberg.
La marcada volatilidad de Bitcoin se debe a que, por un lado, está en manos de pocas personas, lo que significa que las fluctuaciones de precios pueden aumentarse durante los períodos de bajo volumen, y que, por otro, su operación está fragmentada en más de una docenas de plataformas que operan bajo diferentes estándares.
Esto se debe a que las criptomonedas carecen de una estructura de mercado centralizada similar a la de los activos tradicionales.