En medio de tantas dudas surgen dos certezas. A Lucas Gordillo, uno de los cinco acusados del crimen de Pablo Mariotti, no le costó vivir más de 15 meses de clandestinidad. También que por la tarea que realizaba, se ganó varios enemigos. Uno de ellos habría sido clave para que la Policía lo detuviera el miércoles por la tarde en San Martín y avenida Avellaneda, un lugar donde solía moverse muy bien cada vez que regresaba a la provincia.
Caso Mariotti: el prófugo habría estado armado y con el hijo de BeltraminoMariotti fue visto por última vez el 5 de febrero de 2019. Sus amigos comenzaron a reclamar por su aparición. La moto del joven de 36 años fue encontrada seis días después en la zona del ex Arsenal. Cecilia Gordillo, hermana del socio del fallecido, aportó datos para que comenzaran a investigarlo. Gordillo huyó y todos sus allegados terminaron tras las rejas. El 22 de febrero encontraron el cuerpo de Mariotti enterrado en el sur de la capital. Los investigadores llegaron hasta ese lugar porque uno de los imputados contó todo.
El crimen de Pablo Mariotti: los protagonistas del casoLa fiscala Mariana Rivadeneira imputó como coautores del hecho a Gordillo, Solange Manzaraz Beltramino (ex pareja del ahora detenido), Alexis Yamil Salis (el que aportó los datos clave del caso), Jesús Rolando Morán, José Miguel Escudero y Ramón Osvaldo Manrique.
Gordillo se escapó de la provincia al enterarse de que lo estaban buscando para detenerlo. Los investigadores, a cuentagotas, están reconstruyendo cómo fue su vida en los 15 meses en que estuvo prófugo. El primer indicio los llevó a San Salvador de Jujuy. Allí permaneció varios días hasta que habría logrado escaparse a Bolivia.
Instalado en el vecino país, estableció algunos contactos para dedicarse a la compra de ropa, hojas de coca y, supuestamente cocaína que, según los pesquisas, podría haber trasladado de manera periódica a la provincia.
Antes de que fuera detenido, se habían reunido varios indicios para sospechar que Gordillo podría haber estado vinculado al tráfico de sustancias. En su Facebook, el acusado del homicidio de Mariotti subió una foto con un integrante del clan Toro, sospechado de dirigir una red de narcomenudeo en Villa 9 de Julio, y Morán, con la leyenda “amigos, hermanos, socios SRL”.
La fiscala Rivadeneira considera que el móvil del crimen fue económico. Y sospechan que Gordillo, en un intento de ingresar a ese mundo, podría haber perdido una carga que necesitaba pagar de manera urgente, por esa razón habría decidido quitarle la vida a su amigo de la infancia, para apoderarse de sus bienes.
Nuevos contactos
El acusado del crimen nunca perdió el vínculo con su provincia natal. Los pesquisas creen que el joven habría decidido relacionarse con una organización que estaría vinculada a una red de quioscos de venta de drogas en el sur de la ciudad que fue noticia en enero, cuando uno de sus integrantes fue asesinado de un disparo en Salta al 100. El autor de ese hecho fue condenado recientemente a 13 años de prisión en un juicio abreviado.
Ayer también trascendió que los investigadores descubrieron que el joven realizaba periódicamente depósitos de dinero en un servicio de correo internacional para su pareja, Manzaraz Beltramino, que se encuentra detenida con arresto domiciliario. El encargado de retirar el dinero y entregárselo a la chica, según los trabajos de inteligencia realizados por la Policía, habría sido Luis Antonio Battaglia.
La fiscala Rivadeneira recibió el dato de que Gordillo iba y venía de Bolivia. ¿Cómo hacía para cruzar la frontera si sobre él pesaba una orden de captura a nivel internacional y más aún en tiempo de pandemia? “En el norte hay decenas de pasos ilegales y otros legales donde no se realiza control de personas. Y si se confirma su posible vinculación con el mundo narco, se podría haber movido con mayor facilidad por esas tierras”, explicó una fuente de una fuerza federal.
Vivir en la clandestinidad no es fácil ni económico. El prófugo debe contar con la inteligencia y los recursos necesarios para pagar por el silencio. “Está claro que este joven nunca se quedó quieto, que siempre estuvo produciendo dinero para poder solventar su fuga”, agregó la misma fuente.
En silencio
Varios de los detalles de su vida en clandestinidad seguirán siendo un misterio. Gordillo fue llevado ayer pasado el mediodía ante Rivadeneira. Escuchó la misma imputación que les hicieron a los otros cinco acusados y dijo que no respondería preguntas ni realizaría una declaración espontánea. “Veremos, cuando analicemos toda la causa, si hablará”, señaló su defensor, Ernesto García Biagosch.
“Al no declarar, no surgieron datos ni indicios sobre dónde estuvo todo este tiempo. Tampoco pude hablar con él en profundidad”, señaló el profesional. “En la imputación que le leyeron no hubo ningún dato sobre narcotráfico o traslado de sustancias”, agregó García Biagosch. Tampoco correspondía que se le achacara ese delito, puesto que las investigaciones por droga corren por cuenta de la Justicia Federal y no la ordinaria, que sólo debe entender en la causa del homicidio.
Más allá de las cuestiones procesales, al acusado del crimen lo espera un calabozo en la cárcel de Villa Urquiza donde permanecerá, al menos, hasta que se realice el juicio en su contra.
Los detalles del homicidio
Pablo Mariotti había sido visto por última vez el 5 de febrero de 2019 cuando ingresaba a su domicilio en el sur de la ciudad.
Cecilia Gordillo denunció que su hermano Lucas podría haber estado involucrado en la desaparición del joven Mariotti.
Alexis Salis contó cómo se había producido el crimen e informó que el cuerpo estaba enterrado en la casa de un pariente.
La fiscala Rivadeneira estableció que la víctima fue golpeada y después ahorcada. Prendieron fuego para borrar evidencias.
Con Gordillo fugado, la fiscala imputó por homicidio agravado a cinco acusados. La misma acusación recibió ayer Lucas-
La fiscala ya pidió la elevación a juicio en contra de cinco imputados. Los defensores se opusieron al planteo.