El empresario y presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, fue invitado a “La otra pregunta”, el programa de entrevistas de LA GACETA Play. El dirigente de 52 años habló de su infancia, la importancia que tiene la familia en el día a día y el nuevo desafío que emprendió con su incursión política. Entrevistado anoche en el ciclo (que se emite por el Canal 11 de CCC y puede verse también en LAGACETA.com, CCC Go, Facebook y Youtube), Murga brindó su opinión sobre la situación que atraviesa la provincia y la necesidad de un cambio profundo para “transformar la realidad”.
-. ¿Sos feliz?
Sí, muy feliz.
-. ¿Por qué?
- Porque tengo todo lo que un hombre necesita para ser feliz. Tengo a mi papá y a mi mamá con vida y muy sanos. Estoy casado con Sofía hace muchos años, tengo cinco hijos. Me tocó vivir situaciones feas como la pérdida de una hermana, pero la fe nos sigue moviendo a que la vida tiene estas cosas; además la disfruté muchísimo a ella y a mi familia. Y disfruto mi grupo de amigos, el trabajo que hago y lo que me propongo.
-. ¿La felicidad está centrada en la familia?
- Sí. La felicidad está centrada primero en la familia y después con las cosas que van acompañando. Sin la familia es imposible hacer nada. Para mi forma de ver las cosas y encarar la vida, me parece que sin la familia es imposible.
-. ¿Cuál es el aporte de la familia?
- Todo. En el caso de mis padres, unos compañeros enormes de siempre. Unos recuerdos muy lindos de cuando yo era chico, una educación muy firme de su parte.
- ¿Qué es una educación firme?
De valores, de convicción, la penitencia que cumplía.
-. ¿Te ponía en penitencia tu papá?
- Sí. Algún chirlo también, por supuesto.
-. ¿Por qué te pegaron un chirlo?
- Y por macanas. Alguna vez que no fuimos al colegio. Me acuerdo de un episodio: yo iba cuarto o quinto grado y ellos viajaron a Buenos Aires. Yo quedé en la casa de unos amigos suyos y les había dicho que esa semana no tenía clases de inglés por las tardes. Yo iba tres veces a la semana y cuando llegaron se enteraron. Ahí vino un chirlo y una penitencia importante.
-. ¿Cómo reaccionaste a eso?
- Con la rebeldía normal de que el chirlo no te gusta y la penitencia tampoco. Hoy tengo un recuerdo enorme y un cariño bárbaro por lo que hicieron mis padres en ese momento. Sobre todo mi papá, que era muy exigente con nosotros. Recuerdos de una educación que yo también trato de aplicar. Mis padres también se habrán equivocado, como uno se equivoca con los hijos, pero yo te digo que hay muchísimos más aciertos que desaciertos por parte de la educación que hemos recibido en mi casa.
-. ¿Te sigue retando tu papá?
- Ya no me reta... si está muy involucrado en las cosas que hago. Está presente en mis negocios, en la Sociedad Rural, está presente ahora con lo que estoy haciendo en la política.
-. ¿Qué estás haciendo con la política?
- Estoy intentando dar una mano.
-. ¿Quién te pidió una mano?
- Nadie. Pero me parece que como todas las cosas de la vida, fue un poco como me pasó en la Rural, yo entré porque sentía la necesidad de hacer algo en algún lado y en la política me pasa lo mismo. Tengo ese interés por dar una mano y por tratar de ayudar con un granito de arena.
-. ¿Qué podés dar vos?
- Yo soy un ciudadano común.
-. No tan común, sos un empresario.
- Sí, pero los empresarios somos gente como uno. También trabajé muchos años en relación de dependencia como preceptor en un colegio, en empresas multinacionales. Después me pude independizar y hacer mi negocio. Y después me dediqué al sector agropecuario, compré mi campo y me dediqué al tambo, más precisamente. Por eso me parece que somos iguales. Yo soy igual y pienso igual, mis amigos son los mismos de cuando era empleado a cuando pasé a ser comerciante o empresario. Yo no cambié.
-. ¿Qué diferencia hay entre rico y pobre o empresario y empleado?
- Honestamente pienso que el problema está entre todos los que queremos hacer cosas y seguir generando, produciendo para engrandecer la provincia y el país. Y con el enorme problema de que tenemos con una clase política que no nos da respuestas.
-. ¿Qué respuestas esperás de esa clase política?
- La que esperamos todos. Las que hablamos en una sobremesa, en un café o después de jugar a la pelota. El tema de la seguridad, la pobreza, el desempleo, todo lo que vemos que está mal y no nos gusta. Una provincia abandonada y postergada. Un país con problemas institucionales. Yo siempre intento mirar para adelante; me imagino Tucumán dentro de 20 o 30 años; me imagino Argentina dentro de 30 años; me imagino a los jóvenes que van a estar pensando cuál será su agenda.
-. ¿Qué le decís a la gente?
- Que nos involucremos de alguna manera. No quiere decir que se hagan políticos, uno se puede involucrar a cambiar la realidad desde un montón de lugares. Nosotros armamos un partido político y al principio había que convencer a la gente de que se afilie porque hay que cumplir con un requerimiento electoral. Y atrás de conformar un partido no había una figura pública que sea convocante, y sin embargo la gente se empezó a afiliar y esa es una forma de colaborar.
-. ¿Qué es Creo?
- Es el partido político que está a punto de conformarse.
-. ¿Te sentís escuchado en ese espacio?
- Sí. Siento que esta alternativa que está surgiendo, está siendo escuchada.
-. ¿Y por qué te escucha la gente?
- Porque está cansada, está harta.
-. ¿De qué se cansa la gente?
- Estoy cansado de que en Tucumán maten a una persona cada cuatro días. Tengo miedo por mí, por mi familia. Estamos en un escenario muy difícil. Estoy cansado de que uno quiere crecer con su empresa y solo encuentra palos en la rueda. Estoy cansado de que nos quieran hacer creer que un empresario es mala palabra.
-. ¿Y cómo se cambia eso?
- Con cambios profundos, yendo al fondo de la cuestión, no hablando con términos difíciles que no entiende la gente. La gente debe entender y comprender que esto no camina porque se gasta más de lo que ingresa.
-. ¿Qué es un cambio profundo?
- Es preguntarnos lo qué está mal. Muchas veces me pregunto sobre la cantidad de legisladores que tenemos, que tenemos una Legislatura de 7.000 millones de pesos por mes, con los asesores que ellos tienen. ¿Cuál es la razón? Hay cambios que sí vamos a tener que hacer porque no es verdad que tengamos salida con este modelo. No la tenemos, esto es un régimen. Aquí, parece que hay un iluminado que nos dice lo que tenemos que hacer, pero no hay resultados.
-. ¿El iluminado se llama Manzur?
- El que fuera. ¿Qué cambió entre el gobierno anterior y el actual? Sigo viendo que no hay obras; sigo viendo los mismos pobres; cuando camino 15 cuadras de la plaza Independencia ya veo lo que es realmente la pobreza; llueve y se caen los puentes; viene la pandemia y tenemos problemas con los hospitales. No hemos crecido, no nos profesionalizamos, no nos renovamos como dirigentes. Entonces creo que hay muchas cosas para hacer.
-. ¿Vas a competir en la campaña?
- Cada día, en el partido estamos más convencidos en que tenemos que participar.
-. Hace tiempo dijiste que no había que pensar en 2021, sino en 2023. ¿Cambiaste?
- Tiene que haber una lógica de poder. En lo personal, las cosas se cambian desde la Casa de Gobierno, no las vamos a cambiar desde una banca. Hay que cambiar el gobierno en el 2023. Yo tengo vocación ejecutiva, me estoy preparando. Voy a aprender, estudiar, conocer, caminar. Ahora el partido constituido, con sus dirigentes, hombres y mujeres convencidos de participar, definirá cómo lo hace.