Coincido plenamente con la carta Marcelo Malvestitti (“Errores en la oralidad”, 23/04). Yo agregaría otra observación: ¿por qué a un idioma tan rico como el nuestro, tenemos la tendencia de empobrecerlo con el uso de anglicismos, ya sea palabras, frases o expresiones más extensas? Este mal hábito, cada vez más generalizado, lo podemos observar sobre todo en publicaciones de propagandas. Los  anglicismos, si bien son muy empleados en el lenguaje técnico y ciertas disciplinas (ciencias e ingeniería), considero que a nivel de publicidad su uso es nocivo, va en desmedro de nuestra lengua, que es tan rica y generosa en sinónimos y expresiones. Seguramente como argentinos reaccionaríamos ante la invasión y apropiación de nuestro territorio por extranjeros; de la misma manera, tampoco debemos permitir que invadan nuestro idioma con términos extranjeros.

Liliana Celia Müller

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