La Iglesia festeja la figura de Jesús Buen Pastor y reza por el aumento de las vocaciones sacerdotales y consagradas. La mies es mucha y los obreros son pocos; cada vez más se siente la ausencia sacerdotal en comunidades. Pidamos a Dios por las Vocaciones.

La figura está extendida a todas las formas de pastorear: los políticos, los religiosos, los padres, los educadores, los dirigentes sociales, los maestros, cada profesional en su área... A todos se nos convoca a ser un pastor que saque adelante el encargo recibido. Partiendo de esta premisa y en el marco de esta crisis global que nos puso el virus del covid, se necesitan pastores-líderes a la altura de esta circunstancia histórica. Podríamos hacer tres pasos de reflexión:

1- Ver cómo está el liderazgo humano y cristiano en este tiempo de crisis. Observamos una ausencia global de líderes para un momento agudo y crítico, que puedan orientar con luz, gestos y tomas de decisiones el camino a seguir. No podemos soslayar las luchas de intereses sectoriales, electorales, de negociados que han primado por sobre el interés común. Qué pobreza de liderazgo en todos los sectores de la vida social y esto repercutirá duramente en el devenir.

2- Hay que reflexionar sobre por qué nos pasa esto. Vivimos una realidad multicausal, donde diversos factores se han visto entrecruzados por el virus pandémico. Pero podríamos decir que se ha caído en la visión liquida e invertebrada de la realidad integral que supone toda vida humana. Los líderes han prevalecido la mirada cortoplacista de la eficacia olvidándose de la virtud de la eficiencia en el hacer de las cosas. Liderar no es tapar agujeros, es consolidar un proyecto perdurable en el tiempo; no es aprovechar la crisis para lograr éxitos personales, sino prever las necesidades futuras, no es pensar en las próximas elecciones sino en las generaciones que vendrán.

3- ¿Qué podemos hacer? Debe salir la grandeza de las almas, del conocimiento, de la lucha. Se trata de mirar como el Buen Pastor del Evangelio: conocer las ovejas, caminar junto a ella y llevarlas por el buen camino. La hora histórica exige de todos nosotros que hagamos lo más y mejor posible para cuidar la vida de la humanidad. Comprendamos que Dios no nos desampara ni abandona pero que espera de sus pastores que sean instrumento e imagen de esa cercanía de Jesús Buen Pastor que da la vida por todos.