Hugo E. Grimaldi

Periodista, analista político

“Los tiempos se acortan”. Es evidente que el título del comunicado de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (AmCham) emitido el lunes para pedir que se terminen de una vez los Precios Máximos no fue el más feliz porque recordó los oscuros tiempos de las apretadas militares a gobiernos civiles. En materia de comunicación, a veces se transitan ciertos carriles de advertencia sólo para ponerle un poco de énfasis a lo que se dice, podría decirse con cierta ingenuidad.

Sin embargo, ésta no ha sido la lectura que ha hecho el Gobierno, más específicamente el Palacio San Martín, apegado a cierta paranoia que tiene que ver con la decisión política de aislarse del mundo que más progresa, en línea con lo que piensa el Instituto Patria y los seguidores cristinistas de Venezuela, Cuba e Irán. Por ese motivo, la diplomacia de improvisación que hoy campea en las huestes de Felipe Solá ha dictaminado que ese comunicado de fachada económica es parte de la ofensiva del gobierno de los Estados Unidos para empujar a la Argentina a que se aparte lo más que pueda de sus dos claras devociones actuales: China y Rusia.

En esa línea, ya desde lo político, hay que marcar que la semana pasada llegó a la Argentina un marino de los Estados Unidos, Craig Faller, quien tiene bajo su responsabilidad de defensa el área sur de América. El periodista Carlos Pagni reveló que vino a presionar para que China no construya una base de aprovisionamiento en Tierra del Fuego. Además, ya están en gira por la región Juan González, un funcionario de origen colombiano nacido en Cartagena de gran confianza del presidente Joe Biden y la principal diplomática para la región del Departamento de Estado, Julie Chung. Hay una agenda oficial sobre seguridad y amenazas a la democracia, pero la sospecha es que bajo esta fachada preguntarán sobre la verdadera adhesión que tiene la Argentina con los EEUU, sentimiento que notan bastante devaluado ideológicamente.

Es evidente que en diplomacia mandan los intereses y por más que los EEUU insistan el Gobierno debería hacer valer elementos objetivos que impiden cortar lazos. Con China, porque es el principal comprador de soja y de carne y con Rusia porque hasta ahora, aunque a cuentagotas, es quien mejor nutre de vacunas a la Argentina. ¿Joe Biden mandará los sobrantes de Moderna o Pfizer en julio o ayudará a habilitar la distribución de las vacunas de Astra Zéneca para América latina, hoy detenidas en México por problemas de falta de insumos (filtros y envases), algunos provenientes de los EEUU? Desde un punto de vista práctico, la Argentina debería jugar a tres puntas porque, para cualquier país que se precie, siempre es bueno tener los huevos puestos en diferentes canastas.

Hay dos líneas bien evidentes en la Administración. El tema que más le importa al ala del Gobierno que busca encarrilar la economía es que la negociación con el Fondo Monetario no se empantane y allí es crucial tener un buen padrino en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Sin embargo, aquellos que dentro del oficialismo plantean cortarse por otro lado son los mismos que le meten ruido a la relación solicitando al organismo mayores plazos de pago o menos tasas de interés. Por eso, el jefe del Departamento Occidental del FMI, Alejandro Werner, preguntó sin pelos en la lengua quién manda en la Argentina. Temen que cualquier arreglo sea defaulteado si sobreviene una radicalización del kirchnerismo, ya sea por agrande si gana las elecciones o por desesperación, si las pierde.

El fondo del comunicado de la AmCham apunta a las claras divergencias que se observan dentro del oficialismo. Por ejemplo, para que baje el precio interno, la secretaria de Comercio Exterior, Paula Español, dice que quiere cerrar las exportaciones de carne. Allí, hay en juego entre 2.500 y 3 mil millones de dólares por año (más puestos de trabajo) que deberían recogerse como reservas, más una buena recaudación por retenciones que se perdería. La vicejefa de Gabinete, también economista, Cecilia Todesca Bocco, salió a cruzarla. Otro: el ministro Martín Guzmán necesita bajar subsidios y el kirchnerismo lo primerea y anuncia aumentos magros en las tarifas de gas y luz. Todo suena a gran descontrol.

La Cancillería observó que el comunicado de las empresas estadounidenses le ha dejado al Gobierno la pelota picando para victimizarse, después del cross a la mandíbula que le propinaron las elecciones en Ecuador, donde el balotaje fue ganado por el candidato de derecha, Guillermo Lasso, seguido de un gancho al hígado que partió desde Perú, lugar donde la candidata que prefería la Argentina y la izquierda latinoamericana pro-Venezuela, Verónika Mendoza, consiguió alrededor de 8 por ciento de los votos y salió sexta. Alberto Fernández felicitó a regañadientes a Lasso y el Gobierno hizo prudente silencio en el caso peruano. La “injerencia en los asuntos internos” de otros países le viene saliendo demasiado mal al Presidente y no hay relato que lo pueda disimular.