Sexting: autoproducción de textos, imágenes o videos digitales en los que aparecen menores o adultos, desnudos o semidesnudos, o con contenidos explícitamente sexuales. La acción implica la transmisión de estos contenidos a otras personas, a través de medios tecnológicos como la telefonía móvil, el correo electrónico o las redes sociales.
Romina (comerciante de 43 años, mamá de dos adolescentes) nunca se había detenido a pensar en esta palabra, sexting, hasta hace poco más de un año. Había ido de acompañante a un viaje de egresados de la primaria cuando se armó un escándalo: un grupo de chicas y chicos se sacaban fotos semidesnudos y esas imágenes habían empezado a recorrer las redes sociales. Esta madre se horrorizó. Pero para los chicos no parecía algo raro.
Para una buena parte de los adolescentes, el sexting no es algo del otro mundo. Según un megaestudio de 2018 de la revista estadounidense Jama Pediatrics, uno de cada cuatro jóvenes había practicado el sexting ese año.
Los padres, de alguna manera, saben que sus hijos están expuestos a ver este tipo de imágenes cuando les dan un celular, en la computadora o en la tablet. De hecho, en la Argentina, seis de cada 10 progenitores consideran que sus hijos estuvieron expuestos a contenido inapropiado en Internet durante el año pasado, un período en el que debieron permitirles pasar más tiempo frente a las pantallas debido a la virtualidad que se impuso por la pandemia de coronavirus, según un informe difundido por Google.
Cuándo arrancar
Está claro que hoy, más que nunca, se debe hablar de sexo on line con los hijos, coinciden los expertos. El problema para muchos papás y mamás es que no saben cómo hacerlo. Ni cuándo. La sexóloga Amelia del Sueldo Padilla cree que por el nivel de exposición que tienen los niños con la tecnología y en un mundo hipersexualizado, estas charlas deben arrancar en el jardín de infantes. “A esa edad hay que hablarles del respeto por el propio cuerpo y el del otro, de las partes públicas y las privadas, de las emociones, la ira y los secretos”, propone.
José Farhat, secretario de Participación Ciudadana, insta a hablar de este tema con los hijos a partir del momento en el que tienen acceso al primer dispositivo electrónico, ya sea propio o ajeno. No solo porque los contenidos están ahí y la curiosidad existe, sino porque también se produce por el acceso involuntario. Los niños, con sus pequeños deditos, pasan de una página a otra y las imágenes pornográficas aparecen.
“El impacto en los niños es muy potente: sus cerebros son más vulnerables, porque están en formación y estas imágenes dejan una huella profunda. Sin olvidar que los menores aprenden por imitación. Por eso, hay que empezar a hablar y a educar lo antes posible. El hecho de que los niños hoy sean nativos digitales no significa que sepan cómo utilizar responsablemente dichos dispositivos”, apunta.
¿Qué decirles a nuestros hijos? “Debemos hablarles de que existe algo llamado abuso sexual y explicarles desde pequeños que su cuerpo es suyo, que hay partes que son íntimas y que nadie puede tocarlas. También hablar que si alguna vez ven algo raro o que les asusta, nos lo pueden contar. Debemos quitar el miedo de hablar de este tema para poder prevenir cualquier intento de vulneración de la integridad sexual”, sugiere.
También es importante enseñarles que no tenemos el control sobre todo lo que publicamos. “Las redes sociales son una gran herramienta para estar en contacto con amigos y familiares; la pandemia potenció su uso. Nuestros hijos tienen que saber que una vez que subimos una foto o imagen a internet, deja de ser nuestra; por lo tanto, debemos ser cuidadosos con lo que compartimos”, explica Farhat, quien desde hace seis años encabeza un trabajo de prevención sobre las nuevas modalidades delictivas vinculadas a la tecnología.
Para el funcionario, hay que empezar por dar el ejemplo y no sobreexponer a los hijos en internet, una práctica habitual entre los padres, remarca el especialista. Otro aspecto clave es no dejar al chico con el celular y que se entretenga, sino elegir contenidos adecuados para su edad.
“La puerta que abre la tecnología al territorio digital también es una apertura a contenidos muy diversos y que en muchos casos no son aptos para niños, niñas y adolescentes. Como adultos a cargo de menores debemos preguntarnos qué interacciones permiten los juegos en línea, las redes sociales, los comentarios que se puedan realizar en determinadas plataformas digitales, las fotos y videos que se reproducen o comparten”, plantea Farhat.
Del Sueldo Padilla cuenta algo que le ocurrió a ella misma: “hasta los dibujos del hombre araña vienen con imágenes porno... tengo dos sobrinos nietos y buscando videos para ellos me encontré con este contenido inadecuado”, resaltó.
La extimidad
En el mundo actual de internet se ha licuado el concepto de lo público y privado. Hoy se pone en el centro de la escena a la extimidad como pilar de los contactos y vínculos que los usuarios de las redes sociales en línea utilizan en sus publicaciones. Por ello, urge hablarles a los hijos de la privacidad, apunta Farhat. Y avanza: “en el terreno digital la privacidad comprende toda la información de un usuario que circula por internet, esto incluye imágenes, vídeos, correo, geolocalización, historial de navegación, IP o cualquier otro dato que permita la identificación de un usuario en la red”.
“Hay que enséñales a distinguir qué pueden publicar y qué no (por ejemplo, no a los desnudos y semidesnudos), también lo que está relacionado con su cuerpo y con momentos incómodos; al igual, hay que hablarles de que existe la manipulación por parte de terceros de una imagen o video en el que se exponga su figura. Y en ese último punto hay que mencionarles un término bastante incómodo, pero cada vez mas presente: el grooming. Esta palabra define las conductas en la red ‘de adultos que buscan satisfacer sus deseos sexuales’. Hombres, mayoritariamente, quienes bajo identidades falsas rastrean internet en busca de menores que les resulten atractivos. Tras acercarse a ellos de forma amistosa, intentan ganarse su confianza hasta involucrarlos en alguna actividad sexual”, describe.
Consejos 1
Usá siempre sistemas de control parental para tus hijos
- Para llevar un control sobre la navegación de un menor en la web, contamos con la aplicación Google Family Link. Es una app que nos permite crear una cuenta de Google para un niño menor de 14 años y tener supervisión sobre dónde está en cada momento, qué hace con su smartphone, qué aplicaciones usa o a qué hora o durante cuánto tiempo.
- Control parental en TikTok: en su última actualización, esta red social (una de las preferidas de los chicos) añade el “Modo de Sincronización Familiar”.
- Control parental en YouTube: La primera opción para controlar el contenido que consumen los más pequeños en YouTube es la aplicación YouTube Kids, que es la apropiada para menores de entre cinco y siete años. Hay una segunda opción para los niños mayores de siete años y adolescentes. YouTube tiene una función de "Modo restringido". Es de gran ayuda para los padres que se preocupan por el tipo de contenido que ven sus hijos y por la información que consumen.
“No obstante, YouTube advierte que los filtros pueden no ser precisos al 100%, debido a la actualización de la información”, aclara el titular de la Secretaría de Participación Ciudadana, José Farhat. Cuando el Modo Restringido en YouTube está activado, los resultados de la búsqueda se bloquearán automáticamente en caso de que un niño esté por ingresar a alguna de las categorías prohibidas para su edad. Para activar el Modo Restringido y proteger de contenido inapropiado a los menores, es necesario seguir estos pasos:
1.- Ingresa a la cuenta de YouTube y dale clic en el ícono de perfil
2.- Pulsa sobre “Configuración”. Luego en elegir la opción “General”.
3.- Bajar y activar la opción “Modo Restringido”.
Consejos 2
Al hablar de sexo on line con tus hijos, tené en cuenta estos puntos:
- Conversá sobre los peligros con los que pueden encontrarse en la red, en especial hablales de la existencia de personas con malas intenciones.
- Los chats no son recomendables para los niños. En caso de que los usen, es importante que algún adulto responsable conozca el contenido de sus comunicaciones y con quiénes las tienen.
- Hay que enseñales la importancia de no compartir información privada en sus conversaciones digitales (como su nombre completo, dirección de la casa, edad, miembros de la familia, movimientos del hogar o viajes, entre otros).
- Enseñales que no respondan correos o mensajes de personas que no conocen, ya que pueden ser víctimas de delitos informáticos.
- Generales confianza para que puedan pedir ayuda de los padres en caso de encontrarse en una situación incómoda en la red.
- Hablales de que existen personas con intenciones malas en las redes que buscan empatía, crean un vínculo de cercanía y comprensión, tienen por finalidad obtener información personal e imágenes, buscan el encuentro físico y provocan intimidación.
- Evitá que tu identificación de usuario y tus cuentas de mail revelen tu nombre y apellido, número de documento, edad, escuela, etcétera. Esto es especialmente importante en los más chicos. En caso de necesitar un mail para las actividades escolares podés crear una cuenta familiar.
- Enseñales a proteger la privacidad en sus perfiles sociales: que no publiquen dónde viven ni con quién, a qué escuela van, qué lugares frecuentan, quién es su mejor amigo o amiga y cuál es su estado de ánimo.
- Enseñales que no deben dar información personal o enviar imágenes con desnudos por chat privados, aunque se sientan cómodos con la otra persona. Cubrí la lente de la cámara web y que no la usen con desconocidos. Pediles que no incluyan contactos fuera de tu entorno de conocidos y que jamás vayan solos a encontrarte con alguien que conocieron por internet.