Hans Christian Andersen fue un aventurero que se destacó como escritor y poeta. Sus cuentos para niños El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador y La reina de las nieves son clásicos de la literatura infantil y juvenil que hasta el día de hoy continúan vigentes, seduciendo a grandes y chicos.
En homenaje al día de su nacimiento, la Organización Internacional para el Libro Juvenil celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil el día 2 de abril de cada año con el objetivo de promocionar la lectura entre niños y jóvenes.
“Los libros para niños y jóvenes deben disparar la imaginación y la fantasía, deben hacerlos vivir otras experiencias para saltar del mundo en el que viven. A veces no hace falta que esos libros nos inviten a vivir mundos fantasiosos, el mismo texto puede hablarnos de este mundo, presentándolo de una forma diferente”, explica Sonia Hidalgo a LA GACETA.
Hidalgo, quien se desempeña como jefa de trabajos prácticos en la Cátedra de Literatura Infantil y Juvenil en la Universidad Nacional de Salta explica que, para quienes estudian la literatura infantil y juvenil, el libro debe poner el foco en la fantasía e imaginación. “Esto se logra con un muy buen lenguaje poético, que deje de ser el lenguaje que usamos todos los días, es decir, con nuevas palabras. Siempre vamos a apelar en el cómo se cuenta más que en la historia, porque la invitación al niño debe ser la de habitar otros mundos en donde prime lo estético. Lo estético debe ir más allá de la sencillez y debe ser tan potente como un libro para adultos”, explica.
Las recomendaciones generales para grandes y chicos incluyen a grandes clásicos argentinos como María Elena Walsh, Graciela Montes, Javier Villafañe, Gustavo Roldán y Laura Devetach, entre muchos otros. “Ellos ponen el foco en el lenguaje poético más que en lo que se dice o se enseña a partir de la literatura. Hoy muchos autores siguen su camino”, detalla la profesora universitaria.
Según la especialista, quien también es propietaria de la librería salteña especializada en literatura infantil y juvenil Al Otro Lado, no existe el “deber ser” en la literatura”: “No creo que para la literatura haya una imposición de lo que hay que leer. Pero sí hay libros clásicos y que son un paradigma que está bueno tenerlos presentes como Las Aventuras de Tom Sawyer o Las Aventuras de Hackleberry Finn de Mark Twian; Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Es interesante también leer los cuentos de Hadas pero tal como fueron transcriptos por los primeros recopiladores de estas historias como los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. Hay una fuerte carga cultural en estos cuentos de hadas y, en las adaptaciones, se pierde parte de la cultura que concibió esos relatos”.
Los recomendados e imprescindibles
Si bien los especialistas no están de acuerdo con los fundamentalismos en la lectura, los siguientes, son algunos libros que se destacan del resto y que está bueno tener en cuenta para compartir con los más pequeños:
Los libros álbum
Un libro álbum establece un diálogo entre texto e imagen, de manera que ambos lenguajes se complementan y relacionan: la imagen no se entiende sin el texto y el texto no se entiende sin la imagen. En ocasiones el lenguaje textual puede tener más peso que el lenguaje visual o viceversa.
Las propuestas en este formato son:
Voces en el parque de Anthony Browne. “Es un relato polifónico -a varias voces- que ayuda a formar lectores. También Las pinturas de Willy que abre la puerta para conocer las grandes obras del arte universal”, indica Hidalgo.
La sorpresa de Nandi o La noche de Nandi son de la editorial Calibroscopio. “El primero es un libro que se impone como concepto de libro álbum y que, además, nos muestran otras infancias de las que no estamos acostumbrados a ver: infancias en aldeas y de color”, explica Sonia Hidalgo.
Julia la niña con sombra de niño, escrita por Christian Bruel e ilustrada por Anne Bozellec es un libro que merece ser leído por niños y grandes. “A partir de lo poético y de las imágenes, esos dos códigos, está derribando ciertos estereotipos como lo que implica ser niña o niño. El libro en sí tiene su historia porque se publicó en Francia en los años 1960 y fue censurado varias veces por la impronta de cuestionar los estereotipos”, analiza la especialista en literatura.
Otros libros actuales que sugiere Hidalgo, son: Salvaje de Emily Hughes que derriba, desde lo poético los estereotipos: una muy buena apuesta al espíritu de ser niña y su comunión con la naturaleza, llena de normas a la infancia. Un Zorro, “una deliciosa fábula del zorro que quiere comerse los huevos de un gallinero y en donde, a través de la noción de contar los números, va contando la historia”.
“Periplo es una editorial nueva a la que hay que prestarle atención por la selección que hace. Hay una serie de libros para bebé como Música para el jardín y La nana de ananá. A través de la selección palabras sonoras se van haciendo los sonidos y no se pierde nunca el relato poético”, explica y agrega: “No porque sean libros para bebés deben mostrar una imagen y una palabra. Los libros para dejar el pañal pueden existir pero hay que buscar literatura para niños, algo que vaya más allá de eso. Con el lenguaje se construye una experiencia estética y es importante ponerlos al frente de eso desde pequeños para que puedan ver el mundo con otros ojos”.
También, en ediciones Periplo está El Membrillo, “libros exquisitos que combinan las historias con recetas de cocina. Aquí, unos zorritos que le preguntan a su abuela por la historia del árbol de membrillo del jardín y, al final, está la receta del dulce. Los colores de esta editorial son tonos sepias y pasteles, amarillos ocres, ¡es una ternura de libro!”
Otros formatos
“Otros libros con otros formatos son los cuentos de Gustavo Roldán como Todos los juegoes del juego o el Sapo en Buenos Aires. También los de Luis Pescetti, la primera Natacha o Frin. Para niños pequeños Liliana Bodoc tiene cuentos breves para niños pequeños: La mejor luna, que tiene un trabajo poético impresionante, la antología de Sucedió en Colores, en donde cada cuento tiene el nombre de un color. Son cuentos que van camino a ser clásicos de la literatura argentina”, explica Sonia Hidalgo.
Para chicos más grandes
Momo la historia interminable, Matilda, Los Cuentos en verso para niños perversos, humor negro fundamental para los chicos con edades más avanzadas.
Sergio Aguirre también posee una producción para adolescentes con cuatro o cinco títulos: El hormiguero, La señora Pinkerton ha desaparecido, El misterio de Crantock, La venganza de la vaca y Los vecinos mueren en las novelas. “Se cree que a los jóvenes hay que contarles historias de lo que uno cree que le pasa a los jóvenes pero, en realidad, hay que ofrecerles historias que los saquen de su mundo y les hagan vivir otra vida que la que suponemos tienen”.
Otros autores son Ricardo Mariño, con su antología de cuentos que rondan el terror con La Casa Maldita. Martin Blasco, “escribe para niños pero su mejor producción está en la literatura para jóvenes La oscuridad de los colores, es un policial para jóvenes”.
Pablo de Santis con El inventor de juegos, El juegos de la nieve, que forman parte de la misma trilogía. Esteban Valentino, tiene la novela La Soga, “una novela histórica con un lenguaje pero necesario porque el lenguaje debe correrse de lo cotidiano”, indicó la profesora.
Por último, explica Sonia Hidalgo, referente en el tema, hay una nueva apuesta a la ilustración en libros para jóvenes y niños: “la Editorial Zorro Rojo está editando algunos clásicos de la literatura latinoamericana y argentina como libros álbumes o libros ilustrados: La Condensa Sangrienta, de Alejandra Pizarnik y Aura de Carlos Fuentes. El trabajo de ilustración ya no es un adorno, es un código nuevo que hay que aprender a leer. Hay muchos libros para adultos y jóvenes muy bien ilustrados”.