Ganar tres partidos seguidos para un entrenador (y para cualquier miembro del equipo también) supone una alegría. Si la quisiéramos medir, podríamos hacer el cálculo triplicando la felicidad que da ganar un solo partido. El número es eventual, igualmente. Lo mencionamos porque de ganar en La Plata, Atlético lograría su tercer triunfo consecutivo. Sería la primera racha de esas características para Omar De Felippe, pero más allá de los cifras exactas, la hilera de triunfos significa otra cosa: regularidad. Ganar un partido, gana cualquiera, pero tres de forma consecutiva invita a pensar que su idea está siendo plasmada y entendida en el grupo y los frutos comienzan a verse.
¿Cuánto demora entonces un entrenador en hacerse “entender” definitivamente por un grupo? La racha de De Felippe curiosamente sería la de sus tres primeras victorias con el equipo. El tema es que antes de conseguir la primera, falló en cuatro partidos previos. A uno de esos cuatro partidos le faltan jugar 18 minutos (el 1-1 ante Huracán se reanudará el próximo miércoles). Pareció un comienzo muy flojo, pero no estaría mal conseguir la primera racha de tres triunfos seguidos en siete encuentros para De Felippe.
¿Cuánto tardaron sus antecesores, por ejemplo? Compararse con Ricardo Zielinski, en todo sentido, sería un error. Porque ni siquiera en el inicio de su largo y exitoso ciclo en el “Decano” tuvo inconvenientes. De hecho, empató el primer partido (1-1 ante Patronato) y ganó los tres siguientes: 3-2 y 3-0 a Oriente Petrolero y 2-1 a Arsenal. En sus cuatro primeros partidos en el club, ya tenía la racha que avizoraba buenos resultados.
Los casos de Pablo Lavallén y Juan Manuel Azconzábal son distintos. Lavallén, en estadía de casi un año, jamás pudo ganar tres al hilo; no necesariamente esto haya sido casualidad. Sí lo fue en el caso del “Vasco”, que demoró 28 partidos para conseguir sus primeros tres triunfos seguidos (3-0 a Ferro, 2-1 a Villa Dálmine y 2-0 a Atlético Paraná). No quiere decir que Azconzábal tardó tanto en enviar su mensaje pero sí es cierto que la repuntada del equipo sucedió en la época de la B Nacional. El equipo luego ascendería.
El 3-0 a Comunicaciones, el 4-2 a Patronato y un eventual triunfo en La Plata enderezarían el rumbo de un barco que zarpó algo torcido para De Felippe. No es automático, pero mal que mal, tres triunfos seguidos son una buena medida. Y eso intentarán buscar mañana en La Plata, De Felippe y sus jugadores.