Está en marcha una obra que contribuirá a cambiarle el perfil a una zona poco amigable de la ciudad: la cuadra de Marco Avellaneda entre Córdoba y San Juan. La remodelación del Centro Cultural Juan B. Terán no sólo abarca la enorme estructura de 7.500 metros cuadrados que domina la acera oeste, sino que comprende la parquización y la creación de una plaza seca que permitirá organizar espectáculos al aire libre. La inversión, a cargo del Ente Cultural, oscila entre los 6 y 7 millones de pesos.

La historia reciente del predio es de lo más vidriosa. Durante mucho tiempo funcionó allí una “mutualidad” que, además de usufructuar el viejo galpón del ferrocarril, utilizaba la esquina como estacionamiento pago. En los 90 se había armado una cancha de básquet y sobre esa superficie la “mutualidad” (así se identificaba en la cartelería, sin mayores precisiones) improvisó el parking. Esa prolífica fuente de ingresos se mantuvo durante largo tiempo.

Una vez recuperado el espacio por el Gobierno nacional -ya que pertenece al Belgrano Cargas- se lo cedió al Ente Cultural. “Cuando empezamos a analizar la estructura nos dimos con que la ‘mutualidad’ había arrasado con todo antes de marcharse. El piso estaba roto a martillazos, al igual que las puertas y las carpinterías. Hasta se llevaron las cañerías. El abandono era total”, comentó Fernando Castillo, arquitecto a cargo del nuevo proyecto.

ACCESO. Ya colocaron los paneles en el hall, al que se anexan dos aulas para dictar talleres.

La primera etapa está casi lista. Comprende el hall de acceso, dos aulas para el dictado de talleres y un espacio para la exhibición de artesanías. Desde allí, girando a la izquierda, por un pasillo se accede al salón auditorium, la nueva casa para los ensayos de la Orquesta Estable y la Banda Sinfónica de la Provincia. También allí trabajarán los talleres de circo (las estructuras metálicas que cuelgan del techo ya fueron colocadas).

“La cuestión del sonido es fundamental en ese sector y por eso estamos armando una cámara acústica con paneles que abarcan las paredes y el cielorraso -explicó Castillo-. También está lista la estructura en la que funcionará la cabina para el manejo de luces y sonido. El sistema de escenario es móvil, se lo puede adaptar a la cantidad de músicos que estén trabajando”. El costo estructural de este auditorio es de $ 1,6 millón.

Volviendo al hall, al girar hacia la derecha se accede a dos grandes salones: uno para los ensayos del Ballet Clásico y el otro para el Ballet Contemporáneo. Están separados por los vestuarios y a la espera de la colocación del piso entablado, imprescindible para los movimientos de los bailarines.

Un dato llamativo es que cada uno de estos espacios -el salón auditorium y los destinados a los ballets- tiene dimensiones similares al escenario del teatro San Martín. Uno de los objetivos de esta obra es, justamente, descentralizar toda esa carga que recae sobre el San Martín y liberarlo para enriquecer su programación.

El exterior del Juan B. Terán también representa un desafío, desde lo funcional y lo paisajístico. Además de contratar un jardinero para mantenerlo en óptimas condiciones, se prevé recuperar el adoquinado original y habilitar el ingreso por la calle San Juan para armar un pequeño estacionamiento gratuito. Pero lo más importante es la recuperación de la cuadrícula de la esquina. Con la instalación de una pérgola y la habilitación de lugares para el público, la plaza seca podrá albergar puestas musicales y teatrales, ideales para las tardes de invierno y las noches de verano.