Nuevo torneo, ilusión renovada, un plantel remozado, pero idéntica falencia. De un tiempo a esta parte, a San Martín le cuesta horrores ganar en La Ciudadela, un estadio en el que en otros tiempos supo hacerse bien fuerte. Contando el torneo extinto, el mini campeonato en el que se decidieron los últimos ascensos y el que acaba de comenzar, el “Santo” lleva seis juegos sin cantar victoria en su casa.
Chacarita, Tigre, Atlético de Rafaela, Villa Dálmine, Gimnasia de Mendoza y, ahora, Alvarado. Pero la falta de eficacia en puntos en esta condición tiene una explicación: la falta de poder de fuego.
Contando todos esos juegos, San Martín sólo marcó dos goles, en el empate 2-2 contra el “Lobo” mendocino. Después, en el resto de los duelos no pudo quebrar la resistencia del arquero visitante.
Eso sí, si hay que algo para resaltar de la tarde noche de ayer, fue que esta vez, a diferencia de todos los otros partidos (sobre todo en el mini torneo) los dirigidos por Favio Orsi y Sergio Gómez convirtieron en figura a Pedro Fernández.
El “1” marplatense modificó un poco la “ley del ex”. Claro que no le marcó a su anterior equipo, pero sí le amargó el debut. Porque gran parte del punto que Alvarado se llevó de Bolívar y Pellegrini se lo debe a Fernández. El arquero tuvo no menos de seis intervenciones que rozaron lo magnífico. Le tapó goles casi hechos a Daniel González, Emanuel Cuevas, Leandro Vella, Lucas González y Lucas Cano. Además, contó con la inestimable ayuda de los palos, que devolvieron un lindo remate de “Dani” González y una volea de Tino Costa.
Pero así como el arquero visitante tuvo una jornada casi consagratoria, el 0-0 también puede explicarse en la falta de contundencia que mostró esta vez San Martín. Falló mucho en la estocada final el dueño de casa.
Al margen de que durante la primera mitad, el juego no fue del todo vistoso, el “Santo” dispuso de las mejores situaciones. Pero por “h” o por “b”, la primera mitad terminó en parda.
En el entretiempo, la dupla acomodó los tantos, ajustó algunas piezas y el equipo fue otra cosa en el complemento. Prácticamente los segundos 45 minutos fueron un monólogo de San Martín.
Apoyado en el buen trabajo de Cuevas (una de las mejores cartas que presentó ayer) inclinó la cancha, generó muchas situaciones de gol, pero consagró a Fernández como la gran figura del duelo.
Una muestra de lo que hizo San Martín en el complemento fue que Ignacio Arce resultó casi un espectador privilegiado del juego. Sin tener participación activa en el arco, el paranaense se transformó casi en un lanzador cuando los minutos corrían y el cero no se movía.
“Los jugadores están por encima del sistema”, es una frase que los entrenadores repitieron una y mil veces desde su llegada a Tucumán y ayer volvieron a dejarlo en claro con el juego.
Con tres, cuatro o cinco en el fondo, poblando la mitad de cancha o con uno dos y hasta tres delanteros, San Martín se hizo vertical y apuntó a quebrar a un rival que con el correr de los minutos fue perdiendo intensidad y, ante el asedio local, se dedicó a cuidar demasiado su arco.
Sobre la hora Fernández tuvo una tapada magnífica ante un testazo de “Luquitas” González. Esa podría haber sido la jugada que cortara la malaria en La Ciudadela, y que le entregara a San Martín un agónico triunfo en el debut, como aquel estreno de la dupla, en agosto de 2019 contra Villa Dálmine.
Pero no hubo caso, sin poder de gol no es sencillo. En el primer juego de la nueva temporada, el “Santo” dejó en claro que tiene material para dar pelea y que hay variantes en el banco que pueden mover la aguja. Pero será vital perfeccionar el último toque, bajar la ansiedad y mostrarse más frío a la hora de culminar las jugadas. Si lo logra todo puede simplificarse.
Ese será el objetivo inmediato para un equipo nuevo, que tiene el crédito abierto.