Con cinco refuerzos como titulares, la dupla Favio Orsi-Sergio Gómez comenzó a construir el nuevo San Martín que tiene la obligación de ilusionar a los hinchas. El empate sin goles ante Alvarado dejó algunos puntos para el análisis. En el debut, la victoria le fue esquiva porque falló todo lo que generó. Y vaya que tuvo situaciones de gol, algo que hace unos meses parecía imposible.
En el fondo, Hernán Pellerano le dio velocidad y Nicolás Sansotre estuvo firme, pero se proyectó poco; Matías Ballini puso marca y juego en el centro y Daniel González se movió por todo el frente de ataque. Arriba, Marcelo Estigarribia mostró que es un batallador al que le faltaron algunos segundos para elegir mejor sus opciones de remate.
Tácticamente este equipo tiene el sello de la dupla. Se repliega rápido cuando lo atacan y se mostró sólido y con un esquema flexible. Aunque Alvarado tuvo las suyas, el “Santo” dejó atrás esa imagen de fragilidad del torneo anterior. La propuesta de generar juego por el medio y por las bandas sigue intacta, con jugadores veloces y con alternativas. Desde banco de suplentes ingresó Emanuel Cuevas, le cambió el ritmo y se terminó siendo figura. Desbordes, recuperación, despliegue físico y algunos remates entregó el tucumano de 23 años, que llegó desde Central Córdoba de Santiago.
Este nuevo San Martín necesitará minutos en la cancha para evolucionar y acercarse al ideal de los entrenadores. La falta de gol se hizo más que evidente anoche, después de una decena de ocasiones que terminaron afuera o en las manos del arquero Pedro Fernández, la gran figura del partido.
Ya no está Luciano Pons y el “Santo” lo siente, pero por delante quedan 33 partidos de un torneo que será extenuante. Es cierto que todavía faltan ajustar algunas piezas y encontrarles un lugar en el equipo a Ariel Chaves y a Gonzalo Rodríguez, quienes todavía no están en su plenitud física.
El primer paso fue un empate y el próximo sábado, en Caseros, los tucumanos podrán seguir edificando el equipo que todos sueñan en La Ciudadela.