"Hoy, pensar la política económica en este despelote político es casi no pensar. La política económica nunca se da en el vacío, sino en un escenario internacional y un contexto político (local) muy concreto". La definición que el economista Juan Carlos de Pablo ha dado recientemente respecto del escenario nacional bien puede aplicarse a lo que está sucediendo en Tucumán con la puja de poder entre el gobernador, Juan Manzur, y el presidente de la Legislatura, Osvaldo Jaldo.

Las "señales horribles que la política envía a la economía", al decir de De Pablo, son también aplicables en estas tierras: un enfrentamiento entre las dos principales figuras políticas de la provincia puede llegar a afectar el clima de negocios y, naturalmente, retraer las inversiones, advierten dos referentes de entidades del sector privado.

Según el presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, la dirigencia política sigue sin entender que las prioridades de la sociedad no van de la mano con las mezquindades propias de la política. "La pelea hoy se ha dado por un defensor, que no debería ser de ninguno de ellos, sino del pueblo", subraya el dirigente.

Esta puja "lastima enormemente la producción porque significa una pérdida de credibilidad de aquellos que nos miran de afuera para invertir y no, en esta situación, consideran que no puede haber políticas sustentables, de largo plazo en una provincia con conflictos de poder entre los conductores políticos de Tucumán", argumenta.

Murga sostiene que la pérdida de confianza por parte de los inversores, de mantenerse esta pelea, no hacen más que aletargar y demorar las posibles soluciones para que haya más empleo y, naturalmente, disminuyan los índices de pobreza. "Conductas como estas no hacen más que dañar y lastimar al sector productivo y al social también, porque la gente quiere que sus funcionarios atiendan los problemas reales colectivos", fundamenta.

En tanto, el titular de la Federación Económica de Tucumán (FET), Héctor Viñuales Santafe, puntualiza que es probable que a corto plazo no se vean las consecuencias de la puja entre el gobernador y su vice, pero sí a mediano y largo plazo. "El sostenimiento de este conflicto puede llegar a deteriorar el clima de negocios para los inversores y, además, al crecimiento que necesita Tucumán para bajar los índices socioeconómicos", remarca. El dirigente empresarial, a su vez, observa que la sociedad espera que los funcionarios solucionen problemas como la inseguridad, la inflación y mantener las políticas sanitarias en el marco de la pandemia de la covid-19.

"Aquí, la solución se encontrará cuando se sienten en una misma mesa a analizar todas estas cuestiones y también las que jaquean a los empresarios, en particular, como el anteproyecto para aumentar Ganancias a las empresas, el aumento de las penalidades y multas en Ingresos Brutos y la aparición de más tasas municipales y administrativas que van diluyendo el clima de las inversiones", finaliza Viñuales.