Entre las cosas que heredó 2021 luego de la catarata de postergaciones de 2020 está la jerarquía de año olímpico. Los Juegos de Tokio están a poco más de cuatro meses de distancia, pero el seleccionado nacional femenino de rugby aún debe superar una instancia para ganarse la entrada a la capital de Japón: el repechaje que se disputará entre el 19 y el 20 de junio en el Stade Louis II, en Mónaco, donde se repartirán las últimas dos plazas disponibles entre 12 naciones. Queda poco tiempo, por lo que el equipo argentino ya comenzó a trabajar en la sintonía fina de su funcionamiento con una concentración nacional de 10 días. Y qué mejor lugar para dar inicio a esa recta final que Tucumán, lugar al que pertenecen Emilio Valdez (uno de los entrenadores del staff) y la mayoría de las jugadoras que componen el plantel actual, del que saldrán las 12 elegidas para viajar al principado.
Ellas son: Florencia Moreno (Aguará Guazú), Mayra Aguilar (La Querencia), Agostina Campos Ruiz (Cardenales), Andrea Moreno y María Emilia Ortega (ambas de Alberdi Rugby). A ellas se suman las riojanas Gimena Mattus y Jaquelina Corzo Flores, que también juegan en clubes tucumanos (La Querencia y Aguará Guazú, respectivamente).
“La idea es trabajar con un grupo no mayor de 16 a 18 jugadoras y enfocarnos en ese número. Trataremos de ajustar la planificación a las chicas que creemos tienen mejores posibilidades. Hubo un cambio en el sistema ofensivo, por lo que hemos convocado a jugadoras experimentadas, que se pueden adaptar más rápido a eso, pero también contamos con algunas chicas nuevas que le pueden dar velocidad al juego que queremos proponer”, resumió el head coach Tomás Bongiorno desde una de las canchas del Cedar, donde se desarrollará la concentración hasta el miércoles 17.
¿Cuál es el beneficio clave de una concentración? “Para ellas, verse. Que la energía entre ellas fluya. Todo equipo que convive se sincroniza, se entiende mejor. Por eso está bueno que esta concentración sea larga. Hay espacios dentro de la cancha, y también fuera de ella. Y esto le hace muy bien al grupo desde lo técnico y lo humano”, contestó Valdez, orgulloso de que el seleccionado haga base en su provincia. “Acá el rugby se vive de manera muy intensa. Y creo que es un premio a la provincia por lo que viene generando en el rugby femenino”, completó el de Universitario.
“Queríamos hacer concentraciones en lugares donde hay buen número de jugadoras, y Tucumán es uno de ellos. No sólo nos sirve por una cuestión de presupuesto; yo quería venir a conocer”, comentó el cordobés Bongiorno.
Ahora y después
Que la concentración se realice en Tucumán tiene un plus: la participación de Leonardo Gravano, uno de los entrenadores de los Pumas 7’s. “Con Santiago (Gómez Cora, head coach del equipo masculino) siempre intentamos en la medida de lo posible colaborar y compartir con el staff femenino. Ahora ellos tienen un desafío muy grande y la intención es aportarles lo que podamos. Por ejemplo, en el torneo de Madrid, tuve oportunidad de ver cómo trabajaban algunos seleccionados femeninos, qué ejercicios hacían, cómo se preparaban y otros detalles. También compartimos conceptos que a nosotros nos sirvieron y que se podrían aplicar, así como a veces nosotros tomamos cosas de lo que hacen en el femenino”, explicó el de Los Tarcos. “No nos gusta trabajar pensando en resultados, pero en este caso, lo que necesitamos es un resultado, así que trabajamos con ese foco. Por supuesto, también de eso quedarán cosas para después”, completó Gravano.
En efecto, el objetivo prioritario actual es muy específico: Argentina necesita ser uno de los dos finalistas del repechaje para llegar a Tokio. De todas formas, ese “después” al que alude Gravano también es importante. El rugby femenino tiene un largo camino de crecimiento y expansión por delante. Y así lo explica Bongiorno: “por ahora, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires son el triángulo en el que nos vamos a mover. Pero después queremos ir más al sur y más al norte. El equipo femenino es el más federal de la UAR: tenemos jugadoras de todas partes del país y la idea es estar en esos lugares para ir fortaleciendo y acompañando ese buen trabajo que se hace. La falta de competencia durante 2020 seguramente tendrá su impacto, pero no va a detener el crecimiento del rugby femenino. Si algo les sobra a las chicas, es perseverancia”.