Compartir, distenderse, cambiar de ambiente, disfrutar de la naturaleza, conocer nuevas personas y sentirte parte de un grupo. A pesar de todas las connotaciones negativas que rodean al rugby en los últimos tiempos, el deporte en sí tiene varios beneficios -más allá de los físicos- que lo vuelven una actividad integradora. Desde hace dos años, las personas con capacidades diferentes -muchas veces relegadas de la vida social- tienen a disposición un espacio en el que practicar el deporte y sentirse profesionales. Es que por iniciativa del ex jugador Pablo Varela, el club Cardenales, decidió dedicar una categoría adaptada para aquellos aficionados que quieran aprender a jugar. Los adeptos son cada vez más.
En 2019 comenzó el proyecto con 10 inscriptos, hoy, ya son más de 30 y los teléfonos siguen sonando. El staff de profesores está compuesto por “El Pelado” Varela, Lucía Vidal y Marta Maldonado, además de colaboradores que ayudan en los entrenamientos. “Formar parte de esta iniciativa es algo que te llena el alma realmente. Hacía falta un espacio así y las familias que llegan al club te lo dicen. La cara de los chicos cuando están con sus compañeros, es impagable”, contó a Maldonado.
Los profesores afirman que la pandemia fue un desafío que atravesaron todos juntos. “Tuvimos que entrenarnos por videollamada, como todos, y después, cuando comenzaron a habilitarse las actividades, pudimos volver a vernos un día a la semana. La felicidad fue absoluta”, recordó Vidal.
Desde Cardenales resaltaron que sería “muy bueno” que la idea se replique en diferentes clubes ya que sólo se requiere iniciativa: “cuando la gente se acerca a nosotros se ve la necesidad de las familias de tener un tiempo de esparcimiento y vida social en un ámbito donde los chicos son incluidos, aceptados y no se sienten diferentes”, expresó Martín Bellomio, presidente de la institución.
“No hay condiciones para pertenecer al grupo. Recibimos a personas con cualquier discapacidad, de todas las edades y géneros, aunque no sean oriundos del club. La discriminación lamentablemente sigue existiendo y creo que este es nuestro aporte para cambiar esto. Ellos nos enseñan a vivir la vida; sus familias nos expresan haber encontrado un lugar donde se sienten a gusto por primera vez y eso nos conmueve y nos empuja a seguir trabajando”, cerró Vidal.