A 70 días de que Julia Ríos fuera vista por última vez con vida, los acusados por el crimen de la mujer de 42 años, y por el encubrimiento del hecho, fueron imputados formalmente.

Franco Guillermo Nieva, de 43 años, la ex pareja de la víctima,  es el acusado de haber asesinado a la mujer y fue imputado por homicidio agravado por el vínculo. El hombre, que le habría confesado a la Policía lo que habría hecho y dónde estaba oculto el cuerpo, se abstuvo de declarar ante la jueza Carmen Rosa López. La magistrada ordenó que el mecánico permanezca detenido con prisión preventiva por seis meses hasta tanto la investigación avance y pueda evaluarse futuras medidas.

El remisero Maximiliano Moyano, de 33 años, fue imputado por el encubrimiento del crimen. Según las sospechas del titular de la Unidad Fiscal de Homicidios I, Ignacio López Bustos, el chofer podría entorpecer el avance de la investigación, por lo cual también le pidió preventiva. La jueza dio lugar a la petición por el plazo de dos meses hasta tanto se esclarezca si tuvo o no responsabilidad y cuál. El defensor Cristian Hermosa adelantó que impugnará esa decisión por considerar que los argumentos del fiscal para pedir la medida de coerción no hacían referencia a su cliente.

Una pelea mortal

López Bustos señaló que el 26 de diciembre, a las 22, en circunstancias en las que Nieva estaba con su concubina, comenzaron una discusión que se fue tornando violenta hasta el punto en el que el mecánico terminó matando a la mujer. “Aprovechando la desigualdad de poderes, atacó y mató a Ríos”, precisó el fiscal durante la acusación.

“Luego del hecho, Nieva llamó a Moyano y le pidió ayuda para cargar el cuerpo en su Renault 11 rojo y llevarlo hasta un cañaveral del ingenio Bella Vista, en Río Colorado, donde ayer (el jueves) se encontraron sus restos”, continuó el acusador.

López Bustos remarcó que Brenda Mena, la hija de Ríos, le consultó a Nieva por su madre y que el hombre le mintió. También contó que algunos vecinos indicaron que la pareja no tenía una buena relación. Otros conocidos dijeron que habían visto a Nieva y a Moyano dentro del Renault 11, que estaba estacionado frente a la vivienda de San Rafael de Lules donde convivían la víctima y el acusado.

El encargado de la oficina de Homicidios I, añadió que fue el propio Nieva quien informó donde hallar a la, por entonces, desaparecida.

Tampoco olvidó advertir que, a pesar de la confesión al momento de su detención, el acusado del crimen ya había intentado entorpecer la investigación desde un principio. “Salió en medios periodísticos desviando la atención, pidiéndole a su mujer que regresara, diciendo que tenía problemas con el juego y que solía ausentarse. Dijo que temía un hecho de inseguridad”, enfatizó.

“Le alquilé el autito”

“Niego totalmente haber contribuido con algo tan atroz”, inició su defensa Moyano. El taxista relató que esa noche volvía de Lules y se encontró con Nieva en la ruta, quien , según el conductor, llevaba a su hijo de dos años en brazos. “Nos conocemos por ser vecinos, yo me estaba volviendo a la casa por lo que no me parecía cobrarle. Se volvía con la criatura caminando en la oscuridad”, apuntó.

Según Moyano, durante el trayecto Nieva le comentó que esa noche se vería con una mujer y que necesitaba un auto. “Al principio yo no quería alquilárselo, le dije que mi auto había sido una herencia de mi papá y que como todo auto viejo tenía sus mañas. Pero me convenció con $ 2.000 que realmente necesitaba y le alquilé el autito. Yo había recaudado muy poco ese día”, describió el imputado.

El remisero argumentó que alrededor de las 22 buscó a Nieva de su casa y lo llevó hasta la zona de Ingenio Viejo, allí le explicó las mañas que tenía el Renault 11 y el mecánico partió en el rodado colorado.

“Fueron pasando las horas, yo la verdad estaba muy preocupado porque el auto es mi fuente de trabajo. Lo llamé, al segundo intento atendió. Me dijo que estaba todo bien y que ya se estaba desocupando”, explicó Moyano. Luego agregó: “cuando volvió el auto estaba en buenas condiciones. Traía un parlante grande atrás. Me puse contento porque necesitaba el dinero y porque todo había salido bien. Incluso me preguntó si podía volver a alquilarle el auto en otra oportunidad y yo asentí”.

Colaboración

“A los días veo que él salía en una nota de prensa y se hablaba sobre la desaparición de la mujer. Me dio mucho miedo pensar que sin saber podía haber contribuido en algo horrible”, enfatizó el remisero. Contó además que la madre de la víctima se contactó con él al poco tiempo y le preguntó si había llevado a Nieva a algún lugar. “Yo le digo que sí y le cuento lo que había pasado. Me preguntó si podía declarar y le dije que no tenía problemas. En la comisaría me explicaron que me secuestrarían el auto. Me quedé sin fuente de trabajo y lo entendí. Cada vez que la familia me pidió colaboración yo conté lo que sabía”, finalizó.

Su argumento no lo libró de la detención preventiva.

Irregularidades

El defensor oficial que asistió a  Nieva, Julio Plaza, no objetó la decisión judicial, a pesar de que había sugerido que tres meses podían ser suficientes para evaluar el avance de la causa y extender la preventiva de ser necesario. No obstante, sí planteó: “hubo irregularidades que debemos dejar claras. Si bien el delito acusado es grave, se violaron los derechos de mi defendido también”. En ese sentido, Plaza sostuvo que no se habría informado correctamente al ministerio de la Defensa sobre que Nieva solicitaba sus servicios. “En ese marco se allanó la casa de Nieva y los efectivos lo interrogaron. La Policía no puede tomar declaración en circunstancias así: debían informar al fiscal y a la defensa”, añadió. Ese planteo quedó pendiente de revisión.